La wikieconomía, un nuevo modo de producción

per Institut Puig Castellar darrera modificació 2020-03-25T15:39:59+02:00

Don Tapscott

"Sienta el enorme poder del nosotros", dice Don Tapscott.


El llamado profeta de la wikieconomía, Don Tapscott, canadiense nacido en Toronto, ha sido entrevistado por Lluís Amiguet en el diario La Vanguardia de 2 de junio de 2007, donde dice, entre otras cosas de gran interés, que "la wikieconomía es la creación de valor entre iguales con la sabiduría de los colectivos". Es decir, la wikieconomía es un modelo colaborativo de producción en el que la creación empresarial es obra de un colectivo (ejemplos de empresas que nacen de este modelo: MySpace, YouTube, Linux, Wikipedia, Spike Source, Top Coder, Zopa, Maketrocracy, etc.). Este nuevo modelo de producción está cambiando el mundo: "nos obliga a colaborar o morir [...], igual que pasamos de la esclavitud al feudalismo y a la revolución industrial, ahora entramos en la wikieconomía." Como gran defensor de este modelo de producción basado en nuevos usos y prácticas tecnológicas, sostiene Tapscott que Linux, una programación perfeccionada por miles de programadores anónimos, es un modelo de programación mejor que Bill Gates, pues Linux somos todos nosotros.

He aquí la entrevista de La Vanguardia:

 

Don Tapscott, profeta de la wikieconomía

"Sienta el enorme poder del ´nosotros´"

Lluís Amiguet  - 02/06/2007

Soy hijo del baby boom y la tele. Nací en Toronto. Tengo dos hijos que me enseñan a vivir la era digital: aprendan de los suyos o sucumbirán como dinosaurios. La wikieconomía es la creación de valor entre iguales con la sabiduría de los colectivos y está cambiando el mundo. Los niños cada vez ven menos tele: prefieren crear la suya en la red.

—Cuándo consultó usted una enciclopedia por última vez?

—Suelo consultar Wikipedia y Google en la red.

—Como todos. Las enciclopedias se han hundido: la Enciclopedia Británica es hoy un dinosaurio varado en las arenas de la historia. En cambio, Wikipedia, enciclopedia on line redactada por miles de colaboradores anónimos, se ha convertido en la obra de referencia más utilizada.

—No sé si siempre es la más fiable.

—Si no se fía, puede contrastar sus datos en unos instantes con todas las referencias de Google. Y seguirá usted sin necesitar la Británica. Es un ejemplo de wikieconomía.

—¿Es sólo un caso?

—Es un cambio de paradigma, un nuevo modo de producción. Piense en Linux: programación perfeccionada por miles de programadores anónimos. El mejor programador no es Bill Gates, es Linux, somos todos.

—¿Y el beneficio? ¿Y los derechos de autor?

—Todo cambia. Sienta el inmenso poder del nosotros. La wikieconomía nos obliga a colaborar o morir. Estamos cambiando el modo de producción, igual que pasamos de la esclavitud al feudalismo y a la revolución industrial: ahora entramos en la wikieconomía.

—Grandilocuente sí que es usted.

—Soy realista. Durante los 90, nos cansamos de hablar de outsourcing:se trataba de externalizar todas las tareas, menos aquella que nuestra empresa sabía hacer mejor.

No era muy popular entre los sindicatos.

—El outsourcing a está superado. Ahora los grandes beneficios están en el crowdsourcing (proveedores colectivos): se trata de confiar a los colectivos la creación de valor; las grandes creaciones empresariales de esta década son ya obra de grandes colectivos.

—Por ejemplo...

—MySpace, YouTube, Linux, Wikipedia Spike Source, Top Coder, Zopa, Marketocracy, el mejor fondo de inversión no es de un banco, es de miles de inversores anónimos, Ideagoras. Prosumers. Second Life, The Grey Album: dan beneficios billonarios.

—Todo eso es realidad virtual.

—Es realidad real. Hoy ya no hay consumidores sino prosumidores: autores, proveedores y diseñadores anónimos crean en masa enciclopedias, pero también fondos de inversión o fábricas de motocicletas, como en China, o vidas enteras como en Second Life.

—También se crean contenidos clásicos.

—MTV intentó crear contenidos para jóvenes y venderlos en la red y fracasó, porque los jóvenes prefieren crear sus propios contenidos y colgarlos gratis ellos mismos: YouTube gana, MTV pierde. Aprenda la lección.

—Te interesa lo que haces tú mismo.

—Hoy cooperar es rentable: gratis. Estas empresas son la punta de lanza de esa nueva economía, la wikieconomía, posible porque el coste de las transacciones es casi cero.

—¿Puede ser más clarito?

—En los 70, para comunicarse con alguien usted usaba un teléfono carísimo o una carta que tardaba tres días en llegar; pero, a medida que se abarataban los costes de transmisión, se hacía más rentable crear valor cooperando con otras empresas: si tú eras bueno editando periódicos, ¿por qué tener empleados de limpieza en plantilla? Mejor contratar una empresa externa de limpieza.

La infame externalización: outsourcing.
—Ya superada, porque la tecnología ha ido avanzando y ahora el coste de la transferencia de datos y personas es casi nulo. La creación colectiva es el resultado de ese gratis.

—Gratis y low cost:palabras de futuro.

—Y no sólo hablamos de contenidos: las grandes empresas automovilísticas están reduciendo costes gracias a la producción colectiva: los proveedores compiten en la red y todo se decide en ella. Y por eso he escrito Wikinomics desde Toronto, con Anthony Williams, que no se ha movido de Londres.

—Me imagino la factura de teléfono.

—Gratis total. Hablábamos cada día durante horas por Skype. Y no sólo hablábamos: nos enviábamos tablas, fotos, vídeos... Libros enteros. Y el capítulo final lo hemos dejado abierto: ¡que lo completen los lectores!

—Al final, alguien tendrá que trabajar.

—¡Todos! Ha surgido un espíritu neoalejandrino en los usuarios que les impele a la apertura, la cooperación entre iguales, compartir y actuar globalmente. ¿Por qué cree usted que millones de personas han colaborado gratuitamente en la gran Wikipedia?

—Supongo que porque les apetecía.

—Porque quieren participar. Del mismo modo que uno colabora en un coro por amor a la música: altruismo de especie. Y ahora dígame: ¿qué tienen en común los fundadores de las nuevas empresas de la wikieconomía?

—Ellos sí han ganado billones.

—Además son muy jóvenes, porque, por primera vez, es la juventud la más hábil en el cambio de modo de producción y se adelanta a realizarlo. Hoy, si es usted un empresario inteligente, tendrá que preguntarle a su hijo adolescente por dónde van los tiros de la innovación en la red. Si los de la Británica les hubieran preguntado, hoy serían rentables.

—Yo no sabía nada que pudiera interesar a mi padre y mucho menos serle útil.

—Y yo lo único que sabía mejor que él era los modelos de tren eléctrico. Hoy usted tendrá que preguntar a su hijo cómo hablar por teléfono gratis por ordenador o cómo comprar un billete de avión barato, y el chaval lo sabrá porque para su hijo pagar por usar el teléfono es una estupidez.

—Los de mi época veíamos mucha tele.

—Los del baby boom veíamos 48 horas semanales de tele. Hoy los chavales cada vez ven menos tele, porque están en la red con sus amigos: hoy la tele se la inventan ellos.


[Además de la entrevista, en La Vanguardia de 20 de mayo de 2007, puede leerse sobre este tema el siguiente artículo de Justo Barranco.]

La era de la Wikinomía

Tapscott sugiere a las empresas que se adapten al nuevo mundo de la colaboración masiva

20/05/2007 | Actualizada a las 03:31h

Justo Barranco  | Una nueva fuerza está emergiendo en el mundo empresarial y de los negocios: la colaboración masiva, ejemplificada por fenómenos como Linux, Wikipedia, Second life o YouTube, pero también por el proyecto-Genoma Humano o por una red como InnoCentive, en la que 90.000 científicos de todo el mundo ayudan a resolver complicados problemas de I+ D a cambio de una recompensa económica. Y aunque esta fuerza parezca confinada a determinados sectores económicos que están experimentando en la actualidad sus particulares revoluciones, la idea queda desmentida por los ejemplos que Don Tapscott y Anthony D. Williams ofrecen en Wikinomics,un libro surgido de un millonario proyecto de investigación.

Quizá el más sorprendente sea el de la empresa minera Goldcorp, de Ontario. Su mina de oro de Red Lake se agotaba y parecía condenada al cierre. También la empresa. Su presidente ejecutivo, Rob McEwen, decidió que había que encontrar más oro en esa mina. Tras escuchar una conferencia sobre cómo Linus Torvalds y un amplio equipo de desarrolladores de software voluntarios habían organizado un sistema operativo de talla mundial por internet, el hoy extendido Linux, McEwen tuvo una revelación y pensó que si los geólogos de la empresa no podían encontrar el oro de Red Lake, tal vez alguien más pudiera hacerlo. Y quizá la clave para localizar a esas personas pasaba por abrir el proceso de prospección como Torvalds había abierto el código de Linux.

En un sector tan opaco como la minería, en el que los datos geológicos son el secreto más preciado, Mc Ewen decidió recopilar toda la información geológica de su empresa, introducirla en un archivo y compartirla con el mundo. "Después pediremos al mundo que nos diga dónde vamos a encontrar la próxima tonelada de oro", anunció ante el escepticismo generalizado de sus compañeros de empresa.

En marzo del año 2000 se ponía en marcha el desafío de Goldcorp con un premio de 75.000 dólares para los participantes que ofrecieran los mejores métodos y estimaciones. En la web de la empresa se reveló hasta la información más nimia y más de 1.000 buscadores de oro virtuales de 50 países se pusieron a trabajar analizando los datos. Semanas después tenían miles de respuestas en las que se aplicaban desde matemáticas a física avanzada, sistemas de inteligencia o soluciones orgánicas a problemas inorgánicos. Más del 80% de los nuevos objetivos identificados produjeron cantidades considerables de oro y convirtió a una explotación atrasada en uno de los terrenos más innovadores y provechosos del sector.

Más ejemplos: el gigante Procter & Gamble ha decidido que el ejército de 7.500 investigadores con que cuenta la compañía no es suficiente para mantener el liderazgo, y en lugar de contratar a más investigadores se han propuesto obtener más del 50% de las ideas para sus nuevos productos de fuentes externas a la empresa. Ahora es posible trabajar para P& G sin estar en plantilla registrándose en la red InnoCentive. Para los titanes de la era industrial, dicen los autores, la revolución no ha hecho más que empezar: se han dado cuenta de que esta vez la competencia no está entre sus archirrivales del sector sino en la masa amorfa de individuos autoorganizados e hiperconectados gracias a internet y que por primera vez en la historia, en lugar de ser consumidores pasivos o trabajadores atrapados en las profundas burocracias de cada organización, tienen la capacidad de innovar y crear valor en un escenario global.

Para triunfar en este nuevo escenario no bastará simplemente con intensificar las estrategias de gestión existentes: los empresarios deben abrazar el nuevo arte y la ciencia de la colaboración, la wikinomía -wiki es una palabra hawaiana que significa rápido-, basada en nuevos principios de competitividad como la apertura, la interacción y producción entre iguales, compartir y la actuación global. Los valores e instrumentos de la economía de mando y control, extremadamente jerarquizada, no sólo han quedado desfasados, sino que constituyen una desventaja para que las empresas creen valor.

Los autores hablan de un nuevo escenario económico en el que las empresas van a coexistir con millones de productores autónomos que se conectan y crean valor colaborando en redes flexibles: es la economía de la colaboración. En ella no sólo estarán los pioneros de la producción entre iguales, como los creadores de Linux y de la Wikipedia, que han demostrado que miles de voluntarios dispersos pueden crear proyectos rápidos, fluidos e innovadores que superan a los de empresas enormes. También estarán empresas como P& G, que explotarán acervos globales de talentos muy cualificados. O los prosumidores, la nueva generación de consumidores de productos que considera el derecho a introducir modificaciones en ellos como algo inalienable. O lo que llaman neoalejandrinos, una ciencia colaborativa que acelerará los descubrimientos, con ejemplo de colaboraciones abiertas como el Proyecto Genoma Humano. Más que nunca, tendremos que estar bien conectados.