"He aquí..."
He aquí...
Alguna vez, en clase de Lengua de Bachillerato, mientras analizábamos morfosintácticamente alguna frase, hemos encontrado la fórmula he aquí o alguna de sus variantes (henos aquí, hela aquí, etc.). Inmediatamente se ha suscitado la correspondiente polémica sobre cómo había que analizarla.
Puesto que la expresión sigue vigente a pesar de su sabor arcaico, damos aquí algunas pistas para su comprensión gramatical, ya que no siempre los libros de gramática se ocupan de comentarla.
1. Si recurrimos, por ejemplo, al Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia (Madrid, 1992, 21ª edición), nos encontramos lo siguiente:
he (del árabe há, forma vulgar hé, he aquí). Adverbio que, unido a aquí, ahí y allí, o con los pronombres me, te, la, le, lo, las, los, sirve para señalar o mostrar una persona o cosa.
2. El Diccionario Esencial Santillana de la Lengua Española (Madrid, 1994, 4ª reimpresión) sigue el mismo criterio y da la siguiente explicación:
he (del árabe ha). Adverbio demostrativo. Señala o muestra una persona o cosa. Va unido a los adv. aquí, allí y ahí: He aquí el cuadro más valioso del museo; o a los pron. pers.: Heme aquí. También puede ir seguido por un complemento circunstancial: Henos ya en Madrid.
3. Estas explicaciones proceden de una tradición lingüística histórica surgida con Menéndez Pidal, de la que también se hace heredero Corominas, quien, por ejemplo, en su Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana (Madrid, 1987, 4ª reimpresión de la 3ª edición), dice:
he, h. 1140. Adverbio que, unido con aquí (y a veces con allí o ahí) sirve para mostrar una persona o cosa. Del ár. hé, que tiene el mismo valor. En toda la Edad Media y aun el S. XVI se empleaba he solo, sin que fuera menester acompañarlo [de] aquí.
4. Por su parte, William J. Entwistle, en su obra Las lenguas en España: Castellano, Catalán, Vasco y Gallego-Portugués (Madrid, 1973), hablando de los arabismos, dice:
"Si confeccionamos una lista de arabismos representativos del español y lenguas hermanas, repararemos en que son casi siempre nombres de objetos o instituticones relacionados con un un cierto estadio de cultura. El intercambio profundo entre estas dos lenguas es raro, a pesar de haber convivido durante ochocientos años. Esp., he en hete, he aquí (esp. ant., afe, fe, ahe, he, e), es el árabe há (pronunciado he en Al-Andalus) usdo igualmente con pronombres y simples adverbios de lugar: hâka, hânunáka".
5. Pompeu Fabra, en su Diccionari general de la Llengua Catalana (Barcelona, 1974, 6ª edición), parece tener un criterio equivalente en la entrada de heus aquí; dice así:
heus aquí, loc. amb què s'assenyala a l'atenció algú o alguna cosa. Heus aquí la paga que n'he rebut. Heus-el aquí. Heus aquí a vós.
Más tarde, en la entrada correspondiente a vet aquí, que clasifica asimismo como locución, remite a heus aquí sin más comentario.
Este criterio clasificatorio de Fabra lo siguen otras gramáticas y diccionarios del catalán. Pero en la Gran Enciclopedia Catalana, 8 (Barcelona, 1975), se recoge heus aquí en la entrada del verbo heure, en la tercera acepción, y se repite la definición de Fabra, acompañada por el primero de sus ejemplos, aunque se tiene el cuidado de considerarla una expresión y una locución adverbial.
6. Obviamente, la clasificación de he como adverbio no resuelve el problema que plantea el análisis del sintagma que pueda venir a continuación, porque si he es un adverbio ¿cómo se analiza la función del pronombre enclítico en hela aquí o la del SN en he aquí el dilema? En beneficio de la credibilidad y del rigor, diccionarios y gramáticas que consideren he un adverbio deben rectificar y seguir otro criterio. Veamos por qué.
Para empezar, aunque sólo sea a título de curiosidad, recojamos lo que dice Covarrubias (Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Barcelona, 1998):
he. Palabra bárbara, zafia: he aquí, veis aquí.
Para Covarrubias, aunque no lo diga explícitamente, la forma he tiene valor verbal y un significado equivalente a ver.
7. En la definición de he que trae la Nueva enciclopedia Larousse (Barcelona, 1982, 2ª edición), aunque se admita su clasificación como adverbio demostrativo, se advierte que "el valor que da a he la Academia es discutible [...], ya que su función es verbal y su cualidad modal es imperativa [o indicativa en presente]. En el ejemplo: he aquí a tu madre, he es una forma verbal impersonal, al desplazarse la atención hacia el complemento directo, e invariable en cuanto al número y al tiempo."
8. María Moliner (Diccionario de uso del español, II, Madrid, 1992) entra en materia con su deliciosa claridad expositiva:
he. (Del árabe "he".) Expresión demostrativa, clasificada en el D. R. A. E. como adverbio, que, sola o unida a los pronombres "me, nos; te, os; lo, la, los, las" sirve, en uso hoy literario y poco frecuente, para llamar la atención sobre la persona o cosa representada por ellos. Usada sola en lenguaje actual completada con uno de los adverbios "ahí, allí" o "aquí". Y, generalmente, lo va también cuando lleva pronombre pospuesto: 'He ahí las consecuencias de tu ligereza. Heme aquí sin saber qué hacer'. En el uso actual de esta partícula, aunque no vayan expresos esos adverbios pueden sobreentenderse en cualquier caso: "'Hela (ahí) desengañada y arrepentida'; pero antiguamente se hacía uso mucho más amplio de ella y en frases que en tales adverbios no tenían aplicación. El pronombre "te" se encuentra a veces añadido a cualquiera de los otros, como si se quisiera dar a la partícula "he", a pesar de su etimología, el valor verbal imperativo que tiene en francés "voi" en "voici" y "voilà", referido en el caso de "he" al verbo "haber" con el significado de "tener": "Hételos desavenidos cuando más necesitaban la concordia".
9. Estas explicaciones de María Moliner tendrían que haber servido a los autores del Diccionario panhispánico de dudas (Madrid, 2005) para admitir la incertidumbre gramatical que pesa sobre la palabra y, al menos, para incluirla en su corpus, como, anteriormente, lo había hecho, y con gran detalle, Manuel Seco en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española (Madrid, 1995, 9ª edición), del que extraemos el siguiente comentario:
"La palabra he (he aquí, he ahí) no es, como suelen decir las gramáticas y los diccionarios ni imperativo del verbo haber ni adverbio demostrativo. Es un verbo defectivo e impersonal. Expresa la mera existencia de algo en un lugar, como el impersonal hay; pero se diferencia de este en que presenta siempre esa existencia "ante los ojos" del oyente. Es invariable: no tiene otra forma personal, temporal ni modal que esta. Lleva siempre dos acompañantes forzosos: 1º el adverbio aquí o allí (en ocasiones, otro complemento adverbial de lugar: Henos ya en casa); 2º un complemento directo: He aquí el resultado; He aquí a tu madre; Heme aquí. Es palabra de uso principalmente literario. [...]"
10. En su Gramática esencial del español (Madrid, 1994), el mismo autor, Manuel Seco, aunque en nota a pie de página (p. 152) dedicada a los verbos defectivos, después de comentar, en términos similares a los recogidos en su Diccionario de dudas, que he es una forma verbal defectiva e impersonal, concluye que "el origen no verbal de esta palabra, antigua interjección árabe, que ha engañado a tantos gramáticos, carece de toda importancia cuando se trata de definirla por su funcionamiento real en la lengua".
11. A estas precisiones, cabe añadir las que recoge el Diccionario del español actual (II, Madrid, 1999), del propio M. Seco, en colaboración con O. Andrés y G. Ramos:
he (v. defectivo: solo se usa en pres., en la forma 'he', con valor de 3ª pers. sg.) tr. impers. (lit.). Se usa para presentar ante los ojos o ante la consideración del oyente, la existencia de una persona o cosa en un lugar. Normalmente seguido de aquí o ahí. El complemento directo puede ser un n., un pron. o una proposición con que. Frecuentemente con un complemento indirecto de interés, pronombre personal enclítico. [...]
12. En la monumental Gramática descriptiva de la Lengua Española (II, Madrid, 1999, 27.3.5, pág. 1759), dirigida por I. Bosque y V. Demonte, el comentario que se da de la palabra he sabe a poco:
"En cuanto a la selección semántica de un argumento locativo por parte de haber, hay que mencionar la fórmula fija he [aquí/ahí/allí]. Un dato que parece favorecer la adscripción a la categoría de verbo de este he seguido de adverbio de lugar es que puede llevar pronombres átonos enclíticos (hete aquí). Sin embargo, muchos autores, como la RAE (DRAE II, 1992, ed. 1996; 1089) considera [sic, en singular] a he como un adverbio. [...]"
Después de esta breve consideración, en la que sobra citar el número de página (el orden alfabético de los diccionarios lo hace superfluo), se añade la definición de Corominas que hemos recogido anteriormente, y ya no se comenta nada más.
13. No queremos acabar estas notas sin aludir al caso de velaí o velay, que de las dos maneras hemos visto escrita esta palabra, que muy pocos diccionarios recogen. Se dice en el Diccionario del español actual (citado anteriormente):
velay (tb velaí) interj (col., raro). Ahí tienes. / DCabañate Paseíllo 41: -Es muy raro que un hombre como tú no tenga su pedazo de novia. -Pues ¡velay!, que por lo visto tengo el corazón muy alto o muy bajo. [Sigue otro ejemplo que no damos por demasiado extenso.]
Aunque en los dos ejemplos aducidos en esta definición velay tenga un uso interjectivo, podemos aportar ejemplos de procedencia oral tomados de hablantes de Extremadura en los que velay tiene un valor similar al de he: velay que ha pasado lo que te pronostiqué, velay que no tiene un duro, etc. Esto nos lleva a sospechar que esta supuesta interjección tiene un origen verbal; vendría a ser una corrupción de ve ahí, fórmula equivalente a las expresiones francesas a las que alude María Moliner en la nota recogida anteriormente o a la expresión catalana vet aquí, a la que también hemos aludido.
Si pudiera confirmarse el origen verbal de velay, aún tendríamos otra sospecha etimológica. Quizá he no proceda de ninguna interjección árabe, por mucho que en esta lengua haya interjecciones que tuvieran o tengan una pronunciación similar, sino del verbo haber (de manera similar a hay, tal como sugiere Seco en observación anteriormente), y su significado de ver lo habría adquirido en cruce o confusión con velay (es decir, ve ahí). Esto explicaría que Covarrubias reprobara he aquí y prefiriera veis aquí, como hemos visto en la nota correspondiente.
14. En conclusión, la palabra he, dejando al margen las razones que hayan llevado a considerarla palabra de origen árabe, debe considerarse una forma verbal: la 2ª persona del singular del imperativo del verbo haber, aunque ahora tenga un valor impersonal (similar al de hay), con un significado más próximo a ver que a tener (y esto lo entiende muy bien Covarrubias). Este significado puede haberlo adquirido por cruce o contagio con ve ahí y sus variantes o para contraponerlo al velay, que parece demasiado próximo al voici y al voilà del francés; decir he ahí significaría originariamente ahí tienes o, mejor, para respetar su valor imperativo, ten ahí. Sintácticamente, suele ir acompañada de un complemento circunstancial (He aquí) y, a veces, de un complemento directo (He aquí el libro); también admite la presencia de otros complementos compatibles con los anteriores, como el complemento indirecto de interés (Hete aquí el libro que me prestaste).
Francisco Gallardo Díaz
Santa Coloma, septiembre de 2006.
[Tornar a la pàgina principal d'aquesta secció.]