Dos fábulas

per Francisco Gallardo darrera modificació 2020-03-25T14:36:27+01:00
Cuestionarios sobre dos fábulas

Lee estas fábulas y contesta a las preguntas que se plantean a continuación:

El pastor y el lobo

Un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando sus ovejas y, como muchas veces se aburria mientras las veía pastar, pensaba cosas que hacer para divertirse.

Un día, decidió que sería buena idea divertirse a costa de la gente del pueblo que había por allí cerca. Se acercó y empezó a gritar:

- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!

La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano y corriendo fueron a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor. Y se enfadaron.

Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que pensó en repetirla. Y cuando vió a la gente suficientemente lejos, volvió a gritar:

- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!

Las gentes del pueblo, en volverlo a oír, empezó a correr otra vez pensando que esta vez si que se había presentado el lobo, y realmente les estaba pidiendo ayuda. Pero al llegar donde estaba el pastor, se lo encontraron por los suelos, riendo de ver como los aldeanos habían vuelto a auxiliarlo. Esta vez los aldeanos se enfadaron aún más, y se marcharon terriblemente enojados.

A la mañana siguiente, el pastor volvió a pastar con sus ovejas en el mismo campo. Aún reía cuando recordaba correr a los aldeanos. Pero no contó que, ese mismo día, si vió acercarse el lobo. El miedo le invadió el cuerpo y, al ver que se acercaba cada vez más, empezó a gritar:

- Socorro! El lobo! Que viene el lobo! Se va a comer todas mis ovejas! Auxilio!

Pero esta vez los aldeanos, habiendo aprendido la lección el día anterior, hicieron oídos sordos.

El pastorcillo vió como el lobo se abalanzaba sobre sus ovejas, y chilló cada vez más desesperado:

- Socorro! El lobo! El lobo! - pero los aldeanos continuaron sin hacer caso.

Es así, como el pastorcillo vió como el lobo se comía unas cuantas ovejas y se llevaba otras para la cena, sin poder hacer nada. Y se arrepintió en lo más profundo de la broma que hizo el día anterior.



Cuestionario sobre "El pastor y el lobo”

 

  1. El pastor de esta fábula es un mentiroso. Al principio, ¿por qué avisa a gritos de que viene el lobo? ¿Cómo reacciona la gente al sentirse engañada? ¿Qué le promete el muchacho a su padre y por qué incumple su promesa?

  2. Al final, el lobo se acerca de veras al rebaño y nadie socorre al pastor. ¿Por qué? ¿Qué desgracia provocan las mentiras del muchacho? ¿Consideras justo lo que le sucede? ¿Qué lección aprende de lo ocurrido?

  3. El pastor de la fábula parece pensar que todo vale con tal de pasar un buen rato. ¿Qué opinas tú? Haz una lista de cinco o seis cosas que la gente hace a veces para divertirse pero que a ti te parezcan inadecuadas o perjudiciales.

  4. Si tú fueras el pastor de esta fábula, ¿qué harías para no aburrirte?

La cigarra y la hormiga

El invierno sería largo y frío. Nadie sabía mejor que la hormiga lo mucho que se había afanado durante todo el otoño, acarreando arena y trozos de ra-mitas de aquí y de allá. Había excavado dos dormitorios y una cocina flamantes, para que le sirvieran de casa y, desde luego, almacenado suficiente alimento para que le durase hasta la primavera. Era, probablemente, el trabajador más activo de los once hormigueros que constituían la vecindad.

Se dedicaba aún con ahínco a esa tarea cuando, en las últimas horas de una tarde de otoño, una aterida cigarra, que parecía morirse de hambre, se acercó renqueando y pidió un bocado. Estaba tan flaca y débil que, desde hacía varios días, sólo podía dar saltos de un par de centímetros. La hormiga a duras penas logró oír su trémula voz.

—¡Habla! —dijo la hormiga—. ¿No ves que estoy ocupada? Hoy sólo he trabajado quince horas y no tengo tiempo que perder.

Escupió sobre sus patas delanteras, se las restregó y alzó un grano de trigo que pesaba el doble que ella. Luego, mientras la cigarra se recostaba débilmente contra una hoja seca, la hormiga se fue de prisa con su carga. Pero volvió en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Qué dijiste? —preguntó nuevamente, tirando de otra carga—. Habla más fuerte.

—Dije que... ¡Dame cualquier cosa que te sobre! —rogó la cigarra—. Un bocado de trigo, un poquito de cebada. Me muero de hambre.

Esta voz la hormiga cesó en su tarea y, descansando por un momento, se secó el sudor que le caía de la frente.

—¿Qué hiciste durante todo el verano, mientras ye trabajaba? —preguntó.

—Oh... No vayas a creer ni por un momento que estuve ociosa —dijo la cigarra, tosiendo—. Estuve cantando sin cesar. ¡Todos los días!

La hormiga se lanzó como una flecha hacia otro grano de trigo y se lo cargó al hombro.

—Conque cantaste todo el verano —repitió—. ¿Sabes qué puedes hacer?

Los consumidos ojos de la cigarra se iluminaron.

—No —dijo con aire esperanzado—. ¿Qué?

—Por lo que a mí se refiere, puedes bailar todo el invierno —replicó la hormiga.

Y se fue hacia el hormiguero más próximo..., a llevar otra carga.

 

Cuestionario sobre “La cigarra y la hormiga”

  1. ¿A qué se dedica la cigarra durante el verano? ¿Qué le dice a las hormigas cuando las ve trabajar? En cambio, ¿qué sucede cuando llega el invierno?

  2. ¿Te parece que las hormigas se muestran crueles con la cigarra? ¿No merecería el alegre insecto una segunda oportunidad para aprender de sus errores? ¿Crees que debemos ser generosos con todo el que lo necesita o tan sólo con quien lo merece de veras? Razona tu respuesta.

  3. Escribe un final distinto en el que las hormigas decidan ayudar a la cigarra. ¿Cambiará el futuro de la cigarra?

  4. Inventa la letra de la canción que interpretaba la cigarra durante el verano mientras las hormigas trabajaban.

  5. Los animales de las fábulas suelen adoptar actitudes humanas. ¿Qué cosas propias de los seres humanso hacen las hormigas y la cigarra? ¿Tienes algún conocido que se comporte como los insectos del cuento?

 

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