Robert Louis Stevenson

per Francisco Gallardo darrera modificació 2020-03-25T14:36:28+01:00
Tres fábulas de Robert Louis Stevenson

El penitente

Un hombre se encontró con un joven que estaba llorando.

-¿Por qué lloras? -le preguntó.

-Lloro por mis pecados -respondió el joven.

-Tendrás muy poco que hacer -dijo el hombre.

Al día siguiente volvieron a encontrarse.

El joven seguía llorando.

-¿Por qué lloras ahora? -preguntó el hombre.

-Lloro porque no tengo nada que comer -respondió el joven.

-Ya imaginé que acabarías así -dijo el hombre.

El renacuajo y la rana

-Debería darte vergüenza -dijo la rana-. Cuando yo era un renacuajo no tenía cola.

-Esto es lo que yo pensaba -dijo el renacuajo-. No has sido nunca un renacuajo.

El hombre y su amigo

Un hombre se enemistó con su amigo.

-Me has decepcionado -dijo el hombre.

Y el amigo puso mala cara y se marchó.

Al cabo de un tiempo murieron los dos, y he aquí que se presentaron juntos ante el Gran Juez de Paz. Al principio las cosas pintaban mal para el amigo, pero el caso del hombre no iba nada mal y se le veía muy contento.

-Aquí se informa sobre cierta disputa -dijo el Gran Juez de Paz, estudiando sus papeles-. ¿Quién de ustedes tenía razón?

-Yo -dijo el hombre-. Él hablaba mal de mí a mis espaldas.

-¿Y cómo hablaba de sus otros amigos? -preguntó el Juez.

-Los ponía a caldo -dijo el hombre.

-¿Y, sin embargo, usted lo tomó como amigo? -exclamó el Juez-. Señor mío, aquí no nos interesan los tontos.

El hombre arrojado al abismo, y el amigo se rió en la oscuridad, y tuvo que responder a otros cargos.

[Estas tres fábulas, traducidas por Emilio Tejada, están tomadas de Robert Louis Stevenson, Fábulas y pensamientos, colección El Club Diógenes de Valdemar. Madrid, 2002, 2ª edición.]

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