Antonio Machado

per Francisco Gallardo darrera modificació 2020-03-25T14:36:57+01:00
Comentarios de textos poéticos de Antonio Machado para uso de alumnos de bachillerato

Antonio Machado

 

 

5. “Yo voy soñando caminos...”

Este poema pertenece a la sección “Soledades”, la primera de la edición titulada Soledades. Galerías. Otros poemas (1907), que recoge lo fundamental de la primera etapa machadiana, caracterizada por su aire modernista (aunque no demasiado) y por su romanticismo meditativo y suave. El poema que comentamos es claramente representativo de esta primera etapa del poeta: el sujeto lírico es un personaje solitario y dolorido que dialoga consigo mismo en medio de un paisaje conmovido por su tristeza.

El tema de estos versos tiene una fuerte raíz romántica: la nostalgia por el amor perdido, pues más vale sufrir por amor que no sufrir sin amar. El corazón (metáfora de la vida sentimental) que ama siente, aunque ese sentimiento sea doloroso; el corazón que no ama no sufre, pero está seco y carente de sentimientos.

El poema está formado 24 versos octosílabos de rima consonante organizados en seis estrofas, cuatro cuartetas (la primera estrofa, la tercera, la cuarta y la sexta) y dos redondillas (la segunda y la quinta). Esta alternancia de las redondillas con respecto a las cuartetas parece totalmente calculada, como si respondiera a una estructura perfectamente calculada por el autor. Las rimas presentan, por otra parte, una gran variedad: -ínos, -ínas, -áa, -éro, -ía, -óon, etc. Y lo más interesante de todo: los versos agudos (vv. 5, 8, 10, 12, 21 y 23). Estos versos agudos funcionan como un redoble de tambor, como el latir punzante de un corazón herido. Añaden, por tanto, un efecto dramático al conjunto.

Respecto a la estructura interna, el poema se compone de cuatro partes: la primera abarca los cinco primeros versos, que sirven para marcar las circunstancias de lugar (un camino polvoriento bordeado de pinos y de encinas) y tiempo (la tarde, o más concretamente, el atardecer). En la segunda parte (vv. 6-12) se declara la pena del sujeto: el recuerdo de una pasión amorosa ya perdida. En la tercera parte (vv. 13-20), el paisaje ocupa el primer plano de nuevo, pero ahora se trata de un paisaje personificado, sintiente, capaz de conmoverse por la pena del viajero. Finalmente, en la última parte (los cuatro últimos versos), se vuelve a oír la voz de quien añora la pasión perdida.

El sujeto lírico aparece como un homo viator, como un hombre viajero, que es una figura muy recurrente en Machado, pues para él, quien camina, no sólo dialoga con el paisaje sino que parece ir en busca de su destino. Los caminos de Machado son polisémicos: no son sólo aquellos lugares de paso o de paseo (como podría ser en este caso), sino también las opciones vitales, los diferentes rumbos que puede escoger el individuo que es dueño de su existencia, responsable de su propia vida (cada uno es lo que elige ser). En el primer verso tenemos otra palabra empleada en clave romántica, soñando, que sugiere que el sujeto va reviviendo emociones pasadas de una manera poco clara, vaporosa y frágil como un sueño. Otra palabra decisiva es espina, que remite a las rosas, símbolo del amor. Las rosas, como los amores, proporcionan un perfume, unas formas y unos colores delicados, pero, al mismo tiempo, en la rosa amenaza la espina, el brote punzante y doloroso. El hecho de que esa espina se califique en el antepenúltimo verso de dorada nos lleva a pensar en la flecha dorada de Eros, el hijo de Afrodita, la flecha con la que, por ejemplo, Paris conquistó a la hermosa Helena.

En todo el poema encontramos, en realidad, la confirmación de la teoría de Machado respecto a la poesía lírica: “Se canta lo que se pierde”. Lo que se pierde o lo que se cree haber perdido. El sujeto de este poema canta o se lamenta del amor perdido, pero, al mismo tiempo, expresa su deseo de volver a amar, aunque le lleve otra a vez a sufrir.

 

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