Cursa Antoni Amorós (2002)
per Institut Puig Castellar
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darrera modificació
2020-04-24T19:22:42+01:00
Alumnes que van participar-hi expliquen la seva experiència
- El domingo 3 de marzo de 2002, en Can Zam, a las 10.50, dieron la salida de la carrera en la que yo participaba (Infantil Femenino). Éramos 25 niñas. Al principio corríamos un poco fuerte, pero enseguida me di cuenta de que iba demasiado deprisa, entonces seguí a un ritmo más tranquilo. Hasta ese momento iba en medio del grupo, pero a partir de ahí empecé a adelantar hasta que me puse la primera. Iba respirando demasiado profundo, pero, controlando la respiración, no me cansé mucho. Creo que la competición en cualquier deporte es algo que te lo tienes que tomar en serio, sin perder el orgullo ni las ganas de ganar. Eso era lo que estaba pensando mientras corría y la gente me animaba. Cuando iba llegando a la meta, toda la gente me gritaba, allí estaban mis amigos animándome y yo, muerta de vergüenza. Después, cuando me llamaron para subir al pódium, me puse muy contenta, aunque estaba nerviosa. Había quedado 1ª en la clasificación Infantil Femenino. Cuando bajé, toda la gente me daba la enhorabuena. [Tania Trabadelo Pérez, 1º de ESO]
- El pasado domingo día 3 de marzo participé en el XXXII Cross Antoni Amorós (un importante atleta colomense). Hacia las 12, 15 dieron la salida de nuestra carrera (participábamos chicas de mi categoría (Juvenil Femenino Escolar) y veteranas. El circuito consistía en dar dos vueltas, cada una de 2.275 metros (en total, 4.550 metros). Los recorrí en 23 minutos y quedé 1ª de mi categoría aunque, todo hay que decirlo, sólo éramos cinco participantes de la categoría Juvenil Femenina Escolar. Pese a eso, la posición con respecto a la clasificación general también fue buena. [Ana Mª Rando Gálvez, 4º de ESO]
- El XXXII Cross Antoni Amorós ha sido toda una experiencia para mí. El circuito no era fácil: 4.550 metros. Yo corría y corría, sin pensar en qué posición me encontraba ni qué me esperaba en la meta. El cuerpo se resentía, pero abandonar no hubiera sido propio: “Algo que se empieza, se ha de acabar”, me decía. Y cuál no sería mi sorpresa cuando llegué a la meta. Sí, al recogerme el dorsal y tras recuperarme del temblor de piernas y de una sensación de mareo que me recorría por todo el cuerpo, escuché mi nombre por el altavoz. Me había clasificado en 2ª posición. Fue muy emocionante, tanto la entrega de trofeos como las felicitaciones. [Lourdes Barrera, 1º de Bachillerato]
[Aquests comentaris van estar publicats a la revista Sota el cel del Puig, núm. 7, març de 2002.]