Entrevista a Carmen Maté
Entrevista a Carmen Maté
El pasado 12 de noviembre (2001), lunes, los estudiantes de 2º de Bachillerato de los institutos de Santa Coloma (alumnos de ciencias) pudieron asistir a una conferencia sobre primates, sobre cómo se los estudia y sobre su capacidad de adaptación a los cambios de espacio y de entorno. Dicha conferencia se realizó en el salón de actos de nuestro instituto. La encargada de oficiarla fue una ex alumna del Puig, Mª Carmen Maté, licenciada en Ciencias Biológicas, doctora en Biologia (en un programa de doctorado en Etología de los primates), diplomada en ingeniería del Medio Ambiente (Ecología y Gestión Ambiental) y directora de investigaciones en el Zoo de Barcelona. Como ex alumna, como me contó más tarde, estaba encantada de dar una conferencia en nuestro centro del que guarda muy buen recuerdo. Además, no tuvo ningún inconveniente en que le hiciera esta pequeña entrevista después de haber hablado casi dos horas.
—¿Existe algún motivo que te haya conducido al estudio de los primates?
—Siempre me habían interesado los primates y, además, son más fáciles de estudiar que otros mamíferos o que, por ejemplo, los reptiles, ya que compartimos con ellos, aparte de mucho material genético, muchos comportamientos que se identifican con mayor sencillez. Y como me interesaba estudiar conductas, me centré en lo más fácil, que es el estudio del comportamiento de los primates.
—¿Por qué razón crees que se conocen a más mujeres famosas que hombres, como la de Gorilas en la niebla, que se hayan dedicado a estudiar a los primates?
—En realidad, es que verdad que las mujeres nos dedicamos más a estudiar los primates que los hombres, básicamente por la paciencia que supone y gracias también a una de nuestras características innatas, que puede ser una adaptación filogenética: las mujeres tenemos la capacidad de interpretar la conducta no verbal, porque cuando tenemos un bebé, tenemos que saber exactamente lo que ocurre y no nos explica qué es lo que le está pasando, con lo cual tenemos una predisposición a interpretar conductas mucho más fácilmente que en el caso de los hombres.
Y después, la cuestión de la paciencia. Yo creo que eso es un condimento básico, ya que los trabajos de comportamiento requieren muchas horas, mucha paciencia, días enteros en que a lo mejor estamos siguiendo a los grupos de animales y no encontramos nada, días en que contactamos con un grupo y a lo mejor podemos estar ocho horas seguidas y son ocho horas de observación. Y luego, que sean más famosas las mujeres que los hombres en este caso, también se debe a la perseverancia, ya que las mujeres cuando empiezan un trabajo de campo, se suelen quedar hasta terminarlo, mientras que los hombres, por otro designio evolutivo, entran más en la dinámica de la competitividad, de tener una plaza o una posición favorable dentro de la universidad, y eso implica que haya una disyunción. Las mujeres priorizan mucho más el trabajo de campo que la publicación: piensan que ya se harán las publicaciones, pero no para mejorar en la carrera, sino para comunicar lo que se ha observado.
—Entre tus experiencias, ¿guardas alguna anécdota? ¿Cuál?
—Muchas. Cien metros lisos, selva a través, después de encontrarnos con una mamba negra detrás de una raíz aérea. Y claro, si pongo el pie y me muerde, me quedo en el sitio. Por algo las mambas en África son llamadas las tres pasos, porque si te muerden, sólo llegas a dar tres pasos y luego mueres, pues tienen un neurotóxico muy peligroso. Y ésa es una de las anécdotas más impactantes.
—¿Existe la posibilidad de que al igual que los seres humanos evolucionamos adquiriendo inteligencia los primates también puedan lograrlo y alcanzar el nivel de la raza humana?
—Los primates son inteligentes porque viven en un medio muy complejo y sobreviven a ese medio complejo. Alcanzarla al mismo nivel que nosotros... Es que no sé si ellos necesitan desarrollarla, porque para vivir en el medio en el que viven ya son suficientemente inteligentes, y cuando les modificamos el medio son capaces de adaptarse, sobre todo los chimpancés, que son los que muestran mayor plasticidad. Además, cuando les modificamos totalmente el medio —los tenemos en cautividad— y les proponemos actividades, demuestran que tienen mucha inteligencia y que, sobre todo, tienen una muy importante: tienen mucha inteligencia social y nosotros ésa la estamos olvidando.
—¿Qué has sentido hoy al pasar por estas aulas como profesora de aquellos que estamos estudiando aquí después de que en otro tiempo hubieras sido alumna?
—Una sensación rara, porque recordaba el instituto... recuerdo la época del instituto como fantástica y maravillosa. Me lo pasé aquí incluso mejor que en la universidad, y mira que me lo pasé bien en la universidad... Pero es que aquí nos lo pasamos muy bien, estudiábamos mucho y tengo un recuerdo muy agradable, muy entrañable, que hoy revivido, lo que produce una sensación muy grata.
—¿Podrías darnos algún consejo a los futuros universitarios?
—Estudiad aquello que os guste realmente. Creo que lo importante no es estudiar para conseguir un trabajo, una colocación. Cuando uno se pone a estudiar, tiene que estudiar algo que le guste sinceramente, que le guste mucho. Después ya encontrará la posibilidad de buscarse la vida. Y en la universidad se aprenden muchas cosas que no son sólo las estrictamente docentes. Creo que eso es lo más importante, estudiar lo que a uno le gusta.
Entrevista realizada por Mónica Puentes Soto (2º de bachillerato)
[Aquesta entrevista va estar publicada a la revista Sota el cel del Puig, núm. 6, gener de 2002.]