Visita al Museu Egipci (2009)
Visita al Museu Egipci
Los de 1º de ESO fuimos al Museo Egipcio el viernes 17 de abril. Yo me lo pasé muy bien porque nos enseñaron muchas cosas sobre los antiguos egipcios y atendieron las dudas que teníamos. Nos enseñaron cómo eran las pirámides, qué era lo que significaban algunos de sus dibujos (jeroglíficos), vimos una momia de verdad que tenía los huesos rotos... Tuvimos que hacer un simulacro de momificación y nos trataron como si nos conocieran desde siempre.
Nos explicaron que los egipcios tenían miles de dioses, la mayoría representados en forma de animal porque cualquier cosa buena que veían hacer a los animales pensaban que era para protegerlos. Algunos de sus dioses más importantes eran Anubis, Amon-Ra, Isis, Osiris, etc. También nos explicaron que ellos utilizaban para momificar muchos instrumentos que tenemos hoy en día, por ejemplo, bisturíes, escarpas, martillos, etc.
A mí, personalmente, lo que más me gustó fue saber que los egipcios parece que vivieran sólo para morirse porque en construir una pirámide pasaban toda una vida.
Cuando llegamos al Museo, nos organizaron en grupos. A mí me tocó ir con un monitor que se llama David. Hicimos con él un taller de momificación y aprendimos que a las momias egipcias les ponían amuletos en el vendaje y unas figuritas que servían de compañía para cuando llegaran a la otra vida, pues una de esas figuras trabaja para ti un día al año. Después David nos entregó un dossier que teníamos que rellenar mientras nos explicaba cosas. Al acabar el taller nos pidió que cada uno de nosotros le pusiéramos un amuleto a la momia que teníamos delante (era falsa). Después recorrimos el museo y él nos enseñó a ser arqueólogos, y desciframos juntos una tabla. En el recorrido nos señaló una tabla de un templo, y nos dijo que en el templo de un faraón se habían encontrado piezas con más de 1000 años de diferencia y nos preguntó cómo podía ser. Nos explicó que eso pasaba porque algunos faraones ponían piezas de otras tumbas en las suyas. También nos explicó que el promedio de vida de los egipcios era de 40 años. Después nos despedimos de él y volvimos al instituto para la última hora de clase.
La visita al Museo Egipcio de Barcelona fue muy divertida y nos lo pasamos muy bien todos. Primero tuvimos media hora de clase y después nos fuimos en autocar. Cuando llegamos al Museo nos pidieron que dejáramos las mochilas y nos organizaron en grupos. Los de mi grupo fuimos con una monitora que es arqueóloga y se llama Núria.
En nuestra visita aprendimos cómo eran las tumbas, las camas... Vimos vasos canopos que servían para guardar los órganos del difunto, sus nombres escritos en escritura jeroglífica, cómo representaban el juicio del alma: en un platillo de la balanza se ponía el corazón del difunto y en el otro la pluma de la justicia (pluma de Maat), luego Anubis, acompañando al difunto junto al dios Thot, escribía el veredicto final. Los tipos de tumbas eran cuatro: fosa, mastaba, pirámide, hipogeo. Los amuletos egipcios eran cinco: el escarabajo, el nudo de Isis Tyt, Anj, Pilar Dyed, Udyat. En una de las tumbas pertenecientes a la dinastía XIX se han encontrado diferentes objetos que formaban parte del ajuar funerario; los colocaban alli porque creían que había vida eterna después de la muerte y que el difunto tendría que necesitar sus utensilios. Una cosa muy graciosa que nos explicó Núria era que en la tumba de Tuntakamón hallaron tres calzoncillos.
Más tarde, cuando ya casi se había acabado la visita al museo, bajamos a la planta baja de abajo y vimos cómo se conservaba el cuerpo para la eternidad gracias a la momificación en el antiguo Egipto. Primero se cogía el cuerpo del difunto, lo lavaban, le sacaban el cerebro, el hígado, el intestino, el estómago y los pulmones, o sea, todo menos el corazón y los riñones. Le cosían la herida (siempre abrían el cadáver por la izquierda), luego le afeitaban, lo ponían en sal durante setenta días, lo volvían a lavar, lo maquillaban y, después, lo fajaban con vendas cortadas en tela fina untadas con una goma que utilizaban los antigos egipcios, una especie de cola. Entonces lo recibían los parientes, quienes encargaban el ataúd (de madera o de oro), lo guardaban en él y lo depositaban en una cámara funeraria poniéndolo de pie contra la pared, junto a las ofrendas que hacían los esclavos (cerveza, aguas, zumos, etc.).
[Aquests comentaris van estar publicats al núm. 31 de la revista Sota el cel del Puig, maig de 2009.]