Versos
EL RASTRO DEL RECUERDO
Pese a su apariencia de fuertes gigantes,
Se derrumbaron ante nuestros ojos
Como castillos de arena.
Cayeron del cielo como si fuera lluvia,
Cayeron también como lluvia de penas.
Desaparecieron en un instante,
Convirtiéndose en polvo
Que más tarde fue arrastrado por el viento.
Como nubes
Cuando se las lleva el viento.
Pero ese día, el viento,
No sólo arrastró lo que quedaba de las torres,
Sino también miles de almas inocentes
Torturadas hasta el final de su papel en la vida
Por el llanto, la desesperación y el miedo.
Reemplazándolas a toneladas de escombros.
Reemplazándolas a toneladas de rabia, dolor y tristeza.
Ana Mª Rando Gálvez (4º de ESO)
Gigantescas hermanas que ven pasar la vida desde los cielos
Mostrando a todos su grandeza, su poder, su seguridad.
Un imprevisto, un desafío, un pájaro de metal,
Una sorpresa, una desgracia, un choque: miles de víctimas.
Su gemela observando la derrota que han sufrido,
Otro pájaro mayor, otro impacto más grande.
Una esfera conmocionada que mira a una leyenda,
Un símbolo que deja de serlo.
Un tercer pájaro, esta vez no es un prisma:
Es un pentágono.
Dos cielos de un mismo mundo
Tapados por el humo del llanto, la tristeza, la impotencia y la incomprensión.
Dos torres que se derrumban sepultando bajo sí
Vida, progreso y una sangre que en boca de otros pedirá venganza.
...¿Una desgracia mayor?
Sara Albarrilla Alonso (4º de ESO)
OH TORRES,
Grandes e imponentes torres
Que os alzáis sobre mí,
Torres poderosas,
Torres que dejáis pasmada
A millones de las personas que os contemplan.
Oh torres,
Que admiráis el mundo y sus maravillas
Desde esa gran altura,
Torres que lo veis todo,
Torres que marcáis la personalidad de la gente,
Torres que marcáis su estado de ánimo.
Oh torres,
Que aún no sabéis vuestro destino,
Torres que os mostráis tranquilas
En un día como ningún otro,
Torres ingenuas,
Torres malditas.
Oh torres,
Que sabéis lo que se os viene encima,
Pero cuando ya es demasiado tarde,
Torres que sabéis cómo va a acabar esto,
Pero no podéis decir lo a nadie,
Torres heridas.
Oh torres,
Que seréis mi lecho de muerte
Y el de muchas otras gentes inocentes,
Torres que seréis centro de atención
En muchos continentes,
Torres admiradas.
Oh torres,
Torres que seréis añoradas con orgullo y emoción,
Torres grandiosas que dejaréis un gran vacío
En esta ciudad de luto,
Torres destruidas,
Torres derrumbadas.
Oh torres.
Fernando Porrino (4º de ESO)
[Aquests textos van estar publicats al núm. 5 de la revista Sota el cel del Puig, novembre de 2001.]