Poblat ibèric Puig Castellar
per Institut Puig Castellar
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darrera modificació
2020-04-24T19:22:26+01:00
Visita al poblat iberìc Puig Castellar
Excursió al poblat ibèric Puig Castellar
Opinen els de 1r d'ESO
- El martes, 27 de enero de 2004, salimos del instituto a las 9. Comenzamos la excursión hasta el poblado ibérico. Nada más llegar, almorzamos en la explanada en la que está el mirador. Después, una monitora nos dio un dossier a cada uno y nos explicó unas cuantas cosas sobre los layetanos, que era como se llamaban los de la tribu. Vimos un plano del poblado y nos explicó un poco de qué estaban hechas las casas y todo eso. Cuando llegamos a la muralla, nos explicó lo que hacían para dar miedo a sus enemigos. Cuando llegaban los enemigos a la muralla, se encontraban con unas calaveras de otros enemigos con clavadas con clavos, y la verdad es que se asustaban bastante. Seguimos el camino hasta el poblado donde estaban las casas y las calles. La casa más grande que había medía unos 20 m². Entramos en una casa auténtica, aunque estaba un poco reformada, pero fue muy interesante porque era muy baja y sólo tenía una ventana. Lo que más me gustó fue la estructura de las casas. Después fuimos al Museu Torre Balldovina, donde vimos bastantes restos arqueológicos encontrados en el poblado. Lo que más me sorprendió fue una especie de toro de hierro con dos cabezas. Sobre él sacrificaban animales para ser entregados a los dioses. También vimos una película sobre cómo vivían los layetanos.
Gisela Ruiz Vega (1º C)
- El 27 de enero fuimos al poblado ibérico Puig Castellar. Fuimos en autocar hasta el poblado. Cuando bajamos, nos pusimos en un lugar donde había unos bancos y comimos el bocadillo. Teníamos una monitora, Sara, que, a medida que íbamos visitando el poblado, nos explicaba cosas, por ejemplo: en una de las paredes había una raya que quería decir que lo que había debajo de ella era la pared original hecha por los íberos y para que nosotros nos hiciéramos una idea de cómo eran las paredes, la parte por encima de la línea era reconstruida. Nos preguntó la monitora que por qué los íberos hacían los poblados en la cima de las montañas, y era para que los enemigos que les fuesen a atacar, cuando llegaran al poblado estuvieran cansados de haber subido la cuesta y los del poblado estuviesen preparados. Después nos fuimos en autocar hasta la Torre Balldovina, a ver el museo íbero. Estuvimos viendo una maqueta, piezas antiguas, y después que nos explicaran algunas cosas sobre las piezas, vimos un vídeo que trataba de los intercambios de objetos que hacían los íberos con otras personas. Los íberos trataban muy bien a la gente que comerciaba con ellos, les enseñaban el poblado, les daban de comer… También salió en el vídeo cuando algunas personas encontraron las piezas del museo.
Cristina Sánchez Lafuente (1º C)
- El otro día, 27 de enero, fuimos en autocar hasta el poblado ibérico. Al llegar, después de almorzar, subimos cuesta arriba por la montaña. La monitora nos explicó cosas de los íberos, como que cuando venían los romanos, les hacían regalos a los íberos (jarrones), o que los layetanos luchaban contra otras tribus íberas. Más tarde fuimos a ver un cartel, que es igual al que hay en la entrada del instituto. Allí están dibujadas las casas de los íberos, se explica cómo estaban hechas, cómo eran las entradas… Las casas eran de piedra y barro. A continuación fuimos a ver las casas. Eran todas de unos 20 m², pequeñísimas. En las paredes había una línea roja que indicaba que todo lo que había debajo había sido construido por los íberos. Las casas estaban en lo alto de las montañas para poder ver a los enemigos si llegaban para atacarlos. Vimos una casa que tenía como tres habitaciones: una para moler y hacer la harina, otra para guardar la comida, y la otra era como un comedor. Ésa era una casa de ricos, aunque no tenía mucha luz; el techo era bajo y hecho de cañas y troncos. Después vimos otras cosas de los íberos, como su abecedario, estampas de cómo vivían, cajones en los que había restos de jarrones, piedras… desde la antigüedad hasta ahora. Por último, fuimos a la Torre Balldovina. Allí estuvimos viendo figuras y cosas de los layetanos (los íberos), de los romanos… También vimos una película que explicaba cómo vivían los íberos y vimos cómo, cuando venían los romanos, se intercambiaban unas cosas por otras. En la excursión me lo pasé bastante bien, menos cuando salimos de la Torre Balldovina, que estaba chispeando y nos tuvimos que ir andando hasta casa.
Cristina Ramiro (1º C)
Opinen els de 2n
- Ahir, 27 de gener, els de 1r C i els de 2n A, vam anar d’excursió al poblat ibèric Puig Castellar. Cada grup anava recorrent tot el poblat amb una monitora. La nostra, la Cristina, ens anava explicant tot el que feien, com i on vivien els ibers. Després de la visita al poblat, amb autocar (com abans) ens van traslladar al Museu Torre Balldovina, on veuríem un vídeo sobre aquests avantpassats, i on observaríem peces d’aquella època (monedes, escultures, adorns, eines per caçar, etc.). Va estar bastant bé, ja que ja hi havíem anat abans. Hauria estat millor, però, si aquesta excursió hagués estat de tot el dia.
Victoria Arias Vall (2n A)
- No vaig trobar l’excursió molt diferent de la que vaig fer l’any passat amb els de 1r C. És molt avorrida al principi, però la part del Museu va ser més entretinguda amb el vídeo i l’explicació de la putrefacció de la fusta, els territoris que tenien els romans, els territoris dels grecs, dels ibers, etc. La primera part no em va agradar i la segona sí. Una de les coses que em queixo és que havent sortit del Museu a les 13.20 h., ens haurien d’haver deixat la tarda lliure de classes per descansar.
Jairo Cano (2n A)
- Jo he anat més de 10 vegades al poblat ibèric, però aquesta vegada ha sigut especial, perquè hem vist per dins una casa reconstruïda, hem vist coses noves. Va estar molt bé. Després vam anar al Museu Torre Balldovina, on hi havia escultures antigues i on vam veure una pel·lícula sobre com feien el comerç els antics ibers.
Álex Carpio (2n A)
[Aquests comentaris van estar publicats a la revista Sota el cel del Puig, núm. 18, febrer de 2004.]