Me gusta leer
Veinticinco libros al año en primaria. Treinta en secundaria. La conselleria d´Ensenyament propone estas nada desdeñables cifras como el volumen ideal de lectura infantil y juvenil. Los estudiantes que más leen son los que mejores resultados tienen en la escuela, dicen para argumentar su recomendación. Sean diez libros al año o treinta, un poco de lectura diaria beneficia el rendimiento de los estudiantes. Pero de lectura por placer, no por imposición.
Un análisis de la OCDE sobre el último informe Pisa, centrado en la comprensión lectora de los alumnos de 15 años, destaca que los jóvenes que leen hasta 30 minutos al día porque ellos quieren obtienen 504 puntos de media en competencia lectora – la capacidad de leer, entender, extraer información y elaborar ideas propias-,nueve puntos por encima de la media de todos los países evaluados (493 puntos). En cambio, los que no leen por placer ni un minuto al día se quedan en una puntuación media de 460 puntos, 44 por debajo de los que sí leen algo, lo que equivale a un curso de diferencia.
Los lectores apasionados, que se sumergen en los libros entre media hora y una hora al día, alcanzan los 527 puntos. Leer más de una hora al día por deseo apenas mejora la puntuación respecto al grupo de lectores anterior (532 de media), solamente hace que los alumnos disfruten por más tiempo haciendo algo que les gusta, que adquieran un mayor vocabulario, cultura… Así, basta con leer por placer unos minutos a diario para que la capacidad de comprensión y los resultados académicos se disparen, indica el informe.
¿Y cómo despertar ese deseo por los libros, diarios, revistas… por los textos escritos? Emili Teixidor, autor de la redescubierta novela Pa Negre,explicaba hace unos años en el suplemento Cultura/ s de La Vanguardia que contagiar el deseo de leer “es como contagiar cualquier otra convicción profunda: sólo se puede conseguir, o mejor intentar, sin imposiciones, por simple contacto, imitación o seducción. No se trata de llenar ningún vaso – cerebro-vacío, sino de prender en una zarza el fuego que nos agita. Por el simple contacto de una llama”. No son pocos los adultos que admiten haber cogido alergia a los libros porque, cuando contaban con doce o trece años, sus profesores les obligaron a leer libros como La Colmena,Tormento o Tirant Lo Blanc.
Encender esa llama de la que Teixidor hablaba supone el primer paso hacia la formación del buen lector. Las personas que sienten mayor motivación por la lectura mejoran su capacidad de comprensión, lo que a su vez les hace disfrutar de los libros, querer más, creando así un círculo virtuoso, explica Laura Borràs, profesora de Literatura de la UB que asesora a centros escolares sobre planes lectores y estudio de los clásicos literarios. Escuelas e institutos se afanan por avivar ese fuego, buscan nuevas estrategias y recuperan otras que parecían olvidadas. Las estrictas lecturas obligatorias para todos los cursos casi han desaparecido de los centros – sobreviven en bachillerato-.”Los alumnos siempre leen de mejor gana si pueden elegir su libro entre una lista de títulos recomendados por el profesor; ese factor de libertad interior es fundamental para crear la magia de la lectura”, señala Paco Gallardo, catedrático de lengua castellana y profesor del instituto Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet. En este centro han convertido la lectura en su pilar maestro. Lo mismo opina Antonieta Prats, responsable del plan de lectura del instituto Montserrat, en Barcelona, uno de los centros de referencia del plan de lectura de Ensenyament – han sido elegidos para asesorar a otros centros por sus buenos resultados en lectura-.Esto en cuanto a los nueve libros que deben leer los alumnos en la ESO para ser evaluados y que puntúan en el currículo. Otra cosa son los momentos de lectura atenta. Los adolescentes de hoy en día lo tienen más difícil que nunca para dedicar tiempo a la lectura – en primaria la lectura es más fácil y es en la ESO cuando los profesores observan más problemas para seguir con el hábito lector-.Nunca antes habían estado sometidos a tantos estímulos y obligaciones: deberes, extra escolares, idiomas, videojuegos, salir con los amigos, Facebook… ¿Cuándo sacar tiempo para leer y engancharse? Los institutos introducen una hora de lectura silenciosa durante elhorario lectivo, donde el alumno escoge el título que le apetece, lo deja si no le gusta y lo cambia por otro… Tanto en el Puig Castellar como en el Montserrat han introducido esta iniciativa, que ha ayudado a extender el placer de leer fuera del centro.Encender el deseo es el primer paso, pero los alumnos necesitan además estrategias para sacar el máximo provecho a los textos. “La lectura en la escuela no es sólo ocio, que también, sino un pilar estructural, la puerta al conocimiento”, señala Borràs. De ahí que considere necesario los comentarios de textos, las actividades para fomentar la comprensión lectora o el estudio de clásicos. Y no habla de obsoletas fichas – “no incentivan nada”- sino de técnicas innovadoras como la lectura colaboradora a través de blogs o wikis, donde los alumnos comparten sus impresiones sobre lo que leen y amplían conocimiento bajo la tutela del profesor. Hace poco, Borràs puso en marcha un grupo de Facebook en institutos de Manacor donde los alumnos se dedicaban poemas de una lista entre sí y explicaban por qué los habían seleccionado. La experiencia fue un éxito.
Tanto esta experta como Gallardo y Prats, sí ven necesario hacer que todos los alumnos lean algún título por obligación puntualmente y estudiarlo, sobre todo los clásicos. “Si se explican bien, con pasión, los alumnos se engancharán, pues los clásicos hablan, al fin y al cabo, de grandes temas que interesan a los jóvenes de hoy en día”, añade Borràs. El amor: Romeo y Julieta,Tristán e Isolda;sentirse un bicho raro: La metamorfosis de Kafka; el espíritu libre que rompe esquemas: El Quijote – tal y como dicen algunos admiradores de Cervantes-.
Además, todos los consultados abogan por introducir variedad de registros y formatos para formar grandes lectores: ficción, no ficción, revistas, diarios… en papel y en internet. Es precisamente lo que ha hecho la editorial Bambú con el plan lector para escuelas después de evaluar los déficits de los centros y los alumnos a través de Pisa, explica la responsable del proyecto, Fina Palomares. Una idea del estilo que funciona y que han diseñado en el Montserrat: todos los profesores, de cualquier materia, recomiendan libros de no ficción. Leer El Quijote está bien. ¿Por qué no la biografía de Steve Jobs en la materia de Tecnología?
Los consejos de Emili Teixidor
Extractos de un artículo de Emili Teixidor publicado en el suplemento Cultura/s
NO OBLIGAR. “Contagiar el deseo de leer es como contagiar cualquier otra convicción profunda: sólo se puede conseguir, o mejor intentar, sin imposiciones”.
PREDICAR CON EL EJEMPLO. “Primero lee tú y los demás imitarán el placer que tú expandas”.
ADAPTARSE A CADA NIÑO. “Hay que conocerlos antes de recomendarles un libro. Sepamos cuáles han sido sus últimas lecturas, qué han leído con agrado o dificultad, cuáles son sus intereses…”.
UN LUGAR ADECUADO. “Importa facilitar tiempo y espacio para aprender la disciplina que requiere toda lectura atenta. Muchas escuelas hacen algo parecido, un rato de silencio con libros”.
EN VOZ ALTA. “Aprovechemos todas las ocasiones para leer o hacer leer en voz alta”.