Emigración y pérdida de identidad

per Institut Puig Castellar darrera modificació 2020-04-24T19:22:49+01:00
Article d'opinió sobre el conflicte que pateixen molts immigrants

Emigración y pérdida de identidad

Hoy, por diferentes razones, como catástrofes naturales, guerras, pobreza, falta de libertad de expresión o búsqueda de asilo, se producen flujos migratorios a diferentes puntos del mundo, de África a Europa, de Europa a América, de Asia a Europa, etc.  Confluyen entonces muchas nacionalidades, diferentes culturas, diferentes maneras de pensar y de comprender el mundo.


Yo, como emigrante que soy, aunque pase toda mi vida aquí seguiré siendo emigrante, porque yo soy  armenio, pienso como un armenio, actúo y entiendo como un armenio. Pero a la vez desarrollo también un proceso de integración, que sería lo mismo que adquirir una doble “culturalidad”. Y de ello estoy muy orgulloso, aunque me haya encontrado con muchos problemas. Pero he podido defender lo mío y ahora me siento una persona rica, una persona con identidad.


Defiendo la idea de que la religión forma parte de esa “culturalidad” de cada uno y que es importante porque es parte de la historia de un pueblo. Muchas veces para entender las costumbres de las personas y los porqués de sus acciones  hay que conocer su religión. Y a la vez defiendo la idea de que para vivir en un mundo en paz, para convivir en un espacio, es imprescindible la integración. La integración no significa dejar  una cultura y adoptar otra, sino que la que tienes es tuya, y si vives en un país que no es el tuyo, si vives en una cultura diferente a la tuya y tú no adaptas tu manera de ser y tu cultura, es imposible que puedas comprender a los otros, tu entorno; estarás siempre en conflicto. La escuela, donde no sólo estamos con nuestros paisanos como les parece a algunos, es un ejemplo de la riqueza cultural de la que hablo.


Doble culturalidad es ser lo que ya tenemos y aprender y acostumbrarnos a las otras culturas, a las otras identidades. En vez de ser observadores del círculo, integrarnos, entrar dentro del círculo y participar en el mecanismo que hace girar el círculo, partiendo todos de la misma  base. Es una opción, una solución para poner paz y solidaridad entre nosotros.


Pero a veces es difícil vivir la doble culturalidad, porque hay poco conocimiento de la historia y de la religión. Por ejemplo, ¿por qué no entendemos que una mujer musulmana, una chica que va con nosotros al instituto lleve velo?, ¿por qué se tiene que tapar la cabeza? Le damos muchas vueltas a la cabeza y no le encontramos la razón; no encuentran la razón ni los estudiantes ni los científicos, porque tal vez no haya una demostración científica para validar que si la mujer lleva velo simplemente cumple con las costumbres de su cultura.


Por otro lado, las personas, sobre todo los jóvenes, miran mucho la televisión y los programas de famosos, y se mueven básicamente por la moda y por las marcas. De manera que, sin darnos cuenta, estamos perdiendo la cultura que hemos heredado de nuestros padres y abuelos; estamos perdiendo la riqueza cultural y estamos contribuyendo a una educación de la generación joven con la que cada vez nos estamos convirtiendo en seres más ignorantes, más descreídos, menos respetuosos.  La moda de hoy en día es la ropa de marca; es ir de marcha, las discotecas, el dinero, las joyas, etc., y la cultura es algo pasado, como la religión. Esta situación es una de las principales causas de la pérdida de identidad, y sus consecuencias las sufrimos en general todos los ciudadanos.


Así, entre los jóvenes y adolescentes, es difícil mantener la culturalidad, defender la religión y crecer en la fe; a un joven que lleve una cruz, le miran con extrañeza, como algo pasado. Esa cruz, ese velo, son parte de la vida, de la cultura del emigrante. Todos nosotros,  tanto emigrantes como autóctonos, tenemos que defenderla y mantenerla.

Sarkis Hakobyan
(Cicles Formatius)

[Aquest article ha estat publicat al núm. 34 de la revista Sota el cel del Puig, desembre de 2010.].