El Quijote adaptado (2001)

per Institut Puig Castellar darrera modificació 2020-04-24T19:22:32+01:00

Una adaptación teatral del Quijote

 

El pasado lunes día 26 de noviembre de 2001, unos actores vinieron a representar una obra de Miguel de Cervantes Saavedra. Todos los alumnos de ESO y algunos profesores del Puig Castellar vimos esa representación. Actuaban cuatro actores (dos mujeres y dos hombres), que interpretaban diversos personajes cada uno.


Resumen de la adaptación teatral

Primero se representaba la casa de Miguel de Cervantes, donde éste terminaba de escribir su obra, El Quijote. Parecía muy obsesionado con ella. Después ya se pasó a la historia de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

En primer lugar salía Don Quijote leyendo un libro, cómo no, de aventuras de caballeros andantes, cuando de pronto entran por la puerta su criada y su sobrina y le traen más libros del mismo género, y él les queda muy agradecido.

Tras leer esos libros decide hacerse caballero andante. Coge una vieja armadura y una oxidada espada y se dirige a las tierras del más allá con su viejo, delgado y débil caballo Rocinante. Después de andar un buen rato a galope encuentra un supuesto castillo al lado del camino, y decide entrar para que le nombren caballero. Como aquello no era un castillo, sino una posada, los que allí viven, que son muy de la broma, le toman el pelo y lo apalean.

Cuando se cura de sus heridas decide buscar un escudero para que le haga servicio y consigue que un campesino (Sancho Panza) acepte el trabajo tras prometerle ser emperador de una ínsula.

A la mañana siguiente, Don Quijote y Sancho Panza salen en busca de aventuras, hasta que llegan a un prado con un montón de molinos que Don Quijote ve como unos enormes gigantes de brazos largos, y con su caballo Rocinante y su espada arremete contra un gigante; Sancho Panza intenta avisarle que no son gigantes, sino molinos; pero Don Quijote no hace caso y acaba golpeado con un aspa. Como está muy malherido, le curan las heridas y después viven más aventuras muy similares a ésta.

Con el tiempo, un escritor, viendo la locura de Don Quijote, decide escribir su historia y, una vez acabada, cuando se la presentan a Don Quijote, éste, emocionado, agradece el interés que se han tomado por él.

Tras esto Don Quijote y Sancho van otra vez en busca de aventuras, y como la gente ya sabe de ellos, les gastan bromas pesadas y ellos se convierten en la risa de unos duques y de la gente con poder, y por esa tontería le ofrecen a Sancho gobernar una ínsula; él acepta y la gobierna muy bien, pero decide que eso no es lo suyo y vuelve con Don Quijote, que está lleno de heridas, y en esto que se encuentran a otro caballero andante, que se bate en duelo con Don Quijote y le gana. Como castigo, ese caballero le da a Don Quijote dos opciones: la muerte o volver con su familia y trabajar honradamente. A Don Quijote no le queda otro remedio que aceptar, y entonces se da cuenta de su locura y agradece a Sancho todo lo que ha hecho por él. Don Quijote está muy mal herido y muere en su casa.

Resulta que el caballero que ganó a Don Quijote era el mismo que le había llevado su libro y que al ver el sufrimiento de la criada y de la sobrina de Don Quijote había decidido hacerle volver con ellas.

 

Mi comentario

A mí me gustaron todos los actores, pero el que más me agradó fue un tal Titus, que hacía entre otros de Sancho Panza y que tenía una voz muy peculiar. Las dos actrices, cuando representaban a hombres, se ponían unas caretas muy graciosas.

 

La reacción del público

Al principio estaban todos los chicos un poco alterados, hasta que uno de los actores pidió silencio y desde entonces todos callaron. A veces reían, y yo creo que a la gente le gustó la obra.

A la hora de hacer preguntas, al final, todos teníamos vergüenza y pocos preguntamos algo.

 

Conclusión

En fin, la obra estuvo muy bien y los actores la representaron perfectamente a pesar del difícil vocabulario que manejaban.

José Luis Álvarez Culebras (1º de ESO)

 

 

 

La adaptación teatral comenzaba con unas palabras muy conocidas: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo...”. Después continúa una escena en la que don Quijote lee libros de caballerías sin parar, noche y día. Las lecturas de libros de caballería le habían trastornado la mente y ya no comía ni apenas cubría sus necesidades porque todo lo que cobraba se lo gastaba en libros y más libros. Hasta que decide ser lo que siempre había querido ser, caballero andante. Claro que, como tenía cierta imaginación, se confundía su mente, y acabó por ser loco de atar.

Pensaba que un caballero tenía que tener un caballo y cogió un caballo delgado y débil —que él confundió con un robusto caballo. Y como un caballo de tan gran caballero tenía que tener un nombre que todos pudieran recordar como el gran caballo de Don Quijote, pasó seis días pensando cómo iba a llamarlo, hasta que llegó a la conclusión de que debía ser Rocinante. Después pasó ocho días más pensando el título que se pondría a sí mismo, y así se hizo llamar Don Quijote de la Mancha, e hizo llamar a la amada de su caballerizo corazón Dulcinea, que era una chica de la que había estado enamorado algún tiempo. Después se encaminó a un largo y duro viaje —o al menos eso pretendía él. Quería luchar contra gigantes, impartir la paz y salvar a doncellas de dragones y padres malvados. El caso es que se paró frente a una venta que él confundió con un castillo grande de algún rey con una hija a la que proteger. En la puerta había dos rameras que se estaban riendo de él, él las había confundido con dos damas de la corte, les hizo un saludo, se adentró en la venta y se encontró con un hombre con un hombre al que confundió con un caballero andante como él. Después de haberle aclamado, le dijo que le nombrara caballero del consejo, y el hombre, que era muy bromista, llama a dos rameras y le gastan una broma: le nombran caballero de la leal corte de los caballeros. Don Quijote sale de la venta muy tranquilo y hace lo que le dijo el dueño de la venta, y se pone unos calzones limpios (escudero a él no le hacía falta). Y durante su viaje oye llorar a un chico que era criado de otra persona. Y esa persona le estaba arreando en la espalda con un látigo. Don Quijote lo reta a que lo suelte o se las vería con él. El criado dice que no le pagaba y que para colmo le pegaba. Don Quijote hace que el amo le pague al criado 63 reales y se va confiando en que se los pagaría, pero el patrón, que era un hombre de grandes riquezas, no le paga y le pega con más fuerza por haberse ido de la lengua.

Don Quijote se pone a buscar un escudero. Para el puesto le parece ideal un hombre que se hace conocer como Sancho Panza, un hombre con mujer e hijos. Don Quijote le promete una isla para él solo. Sancho es un hombre grueso que se pasa el día comiendo y a él le hace llamar escudero. Y con él comienza la segunda salida.

Y en su largo camino Don Quijote ve a lo lejos unos grandes molinos y los confunde con unos gigantes moviendo sus grandes brazos. Sancho le recuerda que sólo son unos molinos y él le responde que está delirando. Y corre a enfrentarse con ellos pero no consigue derribarlos. Es más, los molinos con sus grandes aspas le hacen a Don Quijote agujeros en toda la camisa. Sancho se le acerca y le dice: “¿No le dije que eran gigantes?”, y él contesta: “No, te equivocas, Sancho. Esto me lo ha hecho un hechicero que me tiene manía, y por eso ha transformado estos gigantes en molinos, para que no me atribuya el mérito de haberlos podido matar.” Y siguieron su camino.

Y mientras seguían andando, fueron a encontrase con una venta que él volvió a confundir con un majestuoso castillo, y dijo que si era un castillo con caballeros tan nobles como él, le curarían de sus heridas y les darían algo para comer o beber. Y así fue. Les proporcionaron una cama, sólo que una de las mozas que había allí le había prometido a Don Quijote que se reuniría con él a media noche y él esperó, pero ella no fue a encontrarse con Don Quijote, sino con su novio, y Don Quijote empezó a llamar a esa chica delante de su novio amado. El novio de la chica le pega una paliza y Don Quijote y Sancho Panza vuelven a casa para recuperarse de sus heridas.

Sancho, un día, va a ver a Don Quijote y le cuenta que todo el mundo habla de ellos dos y de un libro donde cuentan sus aventuras, y Don Quijote piensa que un hombre sabio les habrá hecho un honor, y así convence otra vez a Sancho prometiéndole que tendría una isla para él solo. Y así, de esta manera, comienza la tercera salida.

Don Quijote y Sancho Panza se habían hecho tan famosos, que los invitaban a fiestas y todo el mundo los saludaba a su paso por el mundo. Y en una fiesta a Sancho le gastan una broma: le hacen gobernador de unas tierras y le surge el primer problema. Una mujer va a quejarse de que un hombre allí presente había abusado de ella y le había hecho perder la honra. Sancho hace que ese hombre le dé dinero. Y cuando la mujer se ha ido, le dice al hombre que le quite el dinero, pero el hombre vuelve con las manos vacías y la mujer le acusa delante de Sancho de intento de robo. Sancho le dice que ella hubiera protegido su honra como el dinero, el hombre no hubiera abusado de ella, y hace que devuelva el dinero al hombre. Pero a Sancho lo de gobernar no le iba, y volvió al lado de Don Quijote.

Y mientras caminaban, un caballero que se hace llamar El Caballero de la Blanca Luna, le dice que su bella dama es más bella que Dulcinea. Don Quijote siente herida su alma, y su orgullo, y lucha por la belleza de su amada Dulcinea, pero después de una lucha que, por desgracia, no era fruto de su imaginación de caballero, pierde, y el caballero, sin ninguna piedad, hace que Don Quijote deje de ser un noble caballero durante un año. Don Quijote se siente tan mal, que vuelve a su casa tal como le había mandado el caballero, que le había hecho perder toda la esperanza de ser un caballero andante. Y cuando llega a su casa, se tumba en una cama con el alma caída, pensando que se moriría. Y se muere rodeado de gente que le estaba cuidando. Muere pensando que ha sido un hidalgo caballero capaz de salvar muchas vidas y de haber pasado muchas aventuras con su viejo caballo y su escudero, quien, a pesar de haber tenido que andar sin descanso, siente la muerte de su amo en el alma.

Celeste Muñoz Martínez (1º de ESO)


[Aquests comentaris van estar publicats a la revista Sota el cel del Puig, núm. 6, gener de 2002. Veure comentaris sobre altra adaptació de l'obra cervantina: Don Quijote de la Mancha.]