Vivir en el aula

per Institut Puig Castellar darrera modificació 2020-04-24T20:18:42+02:00
Propuesta de Giuseppa Lulli para afrontar las situaciones críticas que se le plantean al profesorado

Vivir en el aula

Giuseppa Lulli

 

Los profesores se encuentran en una situación crítica en las aulas, resulta cada vez más difícil gestionar la dinámica de una clase. A veces resulta imposible simplemente desarrollar lo que es una sesión de cualquier disciplina. En este trabajo no quiero hacer un análisis de porqué o de cómo ocurre esto, existen estudios que ofrecen datos, análisis profundos, visiones exhaustivas del contexto escolar y de cómo el profesorado se encuentra trabajando en la sociedad actual.

Como profesora lo que me interesa actualmente es cómo ayudar a los compañeros a vivir en el aula mientras desarrollan su trabajo.

Subrayo a vivir, porque muchas veces hoy en día enseñar se define y se realiza de hecho como un sobrevivir en las aulas. Un sobrevivir que incluye estrés, depresión, desgaste emocional, somatización, pérdida de interés por la profesión, baja realización personal, despersonalización, etc.

¿Qué hacer cuando me encuentro en una situación de desgaste profesional que va a afectar no sólo mi mundo laboral sino también mi mundo personal, familiar, social?

¿Qué puedo hacer para mí mismo, bajo mi responsabilidad, sin depender o esperar un cambio del entorno, del sistema escolar, social, para mejorar mi calidad de vida en la escuela y fuera del trabajo?

La óptica que proponemos ve al ser humano no como cuerpo físico ni tampoco como unión de cuerpo y mente, sino como una unidad de cuerpo, mente, energía y emociones. Este ser se desarrolla en torno a un centro de “Consapevolezza” (latin consaper: tener el exacto conocimiento de uno mismo). Entendemos por consapevolezza el resultado de dos acciones: conocimiento y conciencia. Un ejemplo: ser consciente de mi respiración y saber, conocer como se está produciendo.

En este proceso de consapevolezza las distintas fases no se desarrollan de forma secuencial según una óptica lineal de causa y efecto, sino que siguen la forma de una espiral donde cada cosa es al mismo tiempo causa y efecto en una relación dinámica y creativa. En este enfoque resulta imprescindible recuperar y potenciar la propriocepción a nivel corporal, energético y emocional, capacidad indispensable para seguir desarrollando nuestra inteligencia emocional e intuitiva. Esta es una de las llaves para vivir en las múltiples y complejas situaciones con la que el educador se encuentra, cada día en la escuela: vivero de relaciones y por tanto campo de emociones y energías altamente mutantes. Es necesario, pues, aprender a utilizar las emociones como informaciones valiosas del aquí y ahora que me ayudan a redefinirme en mi identidad y autonomía en un continuo proceso de equilibrio dinámico en torno a mi centro. Este proceso, según mi parecer y experiencia, puede ser facilitado utilizando el QiGong (método profiláctico de más de 4000 años de antigüedad, que por medio de una simple actividad física facilita un trabajo terapéutico sobre los meridianos de la agopuntura) y del Tai Chi (antigua arte marcial que deriva del QiGong y que hoy en día está más utilizada como relajación en movimiento). Por medio de estas prácticas puedo facilitar la respiración profunda, eliminando los bloqueos energéticos, librando los patrones emocionales que provocan tensiones: reforzando el sistema nervioso, mejorando la postura, la agilidad y la flexibilidad, lo que me permite recuperar y amplificar la percepción de mi cuerpo, de mi energía, de mis emociones, condiciones sine qua non para empezar un trabajo de gestión de mis estados emocionales. Este tipo de trabajo facilita como ya he dicho el proceso de consapevolezza y por tanto de empatía, no solo emocional, sino corporal, energético y mental. Empatía entendida como proyección en el otro de mis sensaciones, mis emociones, mis estados mentales, energéticos, corporales.

Estas disciplinas me conducen, me sostienen y facilitan mi proceso de consapevolezza, de valorización y confianza en mí misma y de gestión de mis emociones generando adaptabilidad,  iniciativa, optimismo y asertividad.

Entiendo la asertividad  como “la capacidad de expresar sin inhibición y sin agresividad las emociones y comunicar el propio punto de vista y la propia necesidad desde la humildad” (definición de Antonio Galindo Galindo en “Cómo sobrevivir en el aula”, Guía emocional para docentes iCCE). Esta actitud facilita la comunicación eficaz, la capacidad de trabajar en equipo y la resonancia. La práctica sencilla del Tai Chi y del QiGong como mínimo dos veces a la semana, ofrece una gran autonomía, no se necesita un gran espacio, ni equipaje, me hace responsable de mi estado energético, corporal, mental, emocional en el aquí y ahora, me ayuda a mantener y optimizar mi calidad de vida sin dejar el campo (sabemos muy bien la situación de estrés que se produce en las aulas en un instituto, y cómo para desarrollar mi profesión no puedo evitar vivirla).

Lo que sí puedo obtener y desarrollar es la profilaxis adecuada para evitar o minimizar o soltar bloqueos a nivel corporal, energético, emocional, mental, que se traducen día tras día en contracturas, dolores de cervicales, de espalda, hemicránea, afonía, baja energía vital, no presencia mental,  cansancio, alteración del sueño, estrés, depresión, etc.

Así, desde un punto de vista holístico, la práctica del QiGong y de TaiChi contribuye a desarrollar la sutil relación y vínculo entre materia, energía, mente y emociones, lo que nos ayuda a progresar en un proceso individual de claridad y consapevolezza mejorando nuestra calidad de vida y poniendo, en el mismo instante, nuestro granito de arena en un proceso en espiral de ecología energética, corporal, emocional, mental que, en una óptica circular, tendrá una recaída inevitable en la ecología del sistema escolar.

Como asumo mi responsabilidad ante la recogida diferenciada para aportar mi granito de arena respecto el problema ecológico ambiental, puedo practicar el Qigong, conyugando el “estar” con el “ser”, en el camino hacia el cambio, la asertividad y el crecimiento personal. Logro así evitar o minimizar el desgaste profesional y la despersonalización, desarrollarme en un equilibrio dinámico en torno a mi centro para mejorar mi calida de vida, potenciar mi optimismo y autoestima y recuperar y potenciar mi motivación profesional.

 

Autora: Giuseppa Lulli, 2006

Directora de PERSONA -  l’espai per el teu ser   www.espaipersona.com

Formadora – facilitadora  de inteligencia emocional en niños y adultos. Terapeuta especialista en dificultades de aprendizaje en edad evolutiva.

Especialista en la enseñanza precoz de la lengua 2.  Profesora de escuela infantil y primaria.  Monitora de Qi Kung y Tai Chi, facilita clases y talleres “3 en 1”: Tai Chi , QiGong e inteligencia emocional.

Sólo se permite la reproducción total o parcial de este  documento si se cita su fuente.

[Aquest document va ser la base d'una presentació a les II Jornades d'Educació emocional. Santa Coloma, març de 2006.]

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