Cultures antigues de la Mediterrània

per Institut Puig Castellar darrera modificació 2020-04-24T19:22:37+01:00
Petites recerques sobre algunes de les cultures antigues de la Mediterrània

Cultures antigues de la Mediterrània

Entrevista a Georgina, professora de Ciències Socials

 

1. Què cultures van existir a la Mediterrània antiga?

—Van existir diferents cultures molt importants, com la dels egipcis, els grecs, els fenicis, els cartaginesos, els romans… Totes aquestes cultures van deixar les seves empentes a la Península ibèrica i, concretament, a les terres catalanes, que és on vivim.

2. En quina època van viure els ibers?

—La dels ibers és una civilització que prové de les tribus neolítiques. Això vol dir que no van venir d’una altra zona, sinò que ja vivien en aquest territori de sempre.

3. Com era l’estructura social dels íbers?

—Era jeràrquica.

4. Què religions hi ha hagut al Mediterrani?

—Fonamentalment, les tres grans religions monoteístes (creença en un sol Déu): la cristiana, la musulmana i la jueva.

Va realitzar l’entrevista:

Joan Díaz Solana (2n d’ESO)

Egipto

 

La cultura egípcia es remunta cap als principis de l’any 3000 abans de Crist. Al llarg de tots els anys que va brillar aquesta cultura, ens va deixar molts monuments importants, com és el temple de Karnak o la famosa esfinx de Gizeh, que han estat en peu tant de temps que resulta quasi impossible que encara estiguin en peu. En aquesta cultura creien molt en els déus i en l’altra vida després de morts, per a cada cosa hi havia un déu, i per la reencarnació era Osiris o Path.

També als egipcis els agradaven molt les festes i tenien molts instruments musicals, entre ells el sistre i molt més.

Com creien tant en els déus, alguns animals, que es creia que estaven associats amb els déus, es momificaven, com ara els falcons, els cocodrils o els gats.
La gent que es moria era momificada, tota la gent, fos pobra o rica (és clar, els rics tenien una momificació amb més luxe). En tots els sarcòfags estava representat el déu Horus, també Osiris e Isis, que són els déus amb més temples de la cultura egípcia, i també posaven el nom del mort.
En aquesta cultura tant interessant havia déus per a tot,  com ja hem dit, i la deessa de la guerra era Tueris, que es representa amb el cos de dona i el cap d’una lleona. També hi havia un déu per protegir el riu Nil. Es deia Sobek: es representava amb cos d’home i cap de cocodril. Aquest déu va crear les aigües. I com no, hi havia un déu de la saviesa, Toth, que es representava amb cap d’ibis.
La història més famosa dels déus és el mite d’Osiris. Osiris tenia tres germans (Isis, Neftis i Set). Osiris es va casar amb Isis i el seu germà, Set, amb Neftis. Set volia el poder, ja que Osiris era el rei. Set el va tallar en trosets i el va llençar al Nil, i la seva i Neftis van anar per tot Egipte recuperant els trossos d’Osiris. Quant els tenien tots, els van ajuntar amb venes i van formar la primera mòmia. Abans de morir, Osiris, amb la seva mirada, va deixar embarassada a Isis i va nèixer Horus, que va lluitar contra Set per venjar la mort del seu pare. Al final va guanyar Horus i es va quedar amb Egipte.

Alba Cano Gallegos (1r d’ESO)

 

 

Grecia y Egipto[1]

 

En el mundo antiguo existieron grandes civilizaciones: egipcia, griega, fenicia, etrusca, romana, persa, etc. De todas ellas, siempre he sentido un mayor interés por la egipcia (este interés me fue llegado por diferentes influencias, entre ellas la de mi madre).

Aparte de mi interés personal por la cultura egipcia, me sentía atraída a realizar mi trabajo de investigación en el Seminario de Griego por la buena relación que mantengo con el profesor y porque mi interés por la cultura griega se ha ido afianzando. […] Mi tutor me propuso que dado mi doble interés por la cultura egipcia y por la griega evaluara la obra de Heródoto. Este autor, en parte de su obra, compara la civilización griega con la egipcia a partir de las creencias religiosas de estos dos pueblos. (La idea de Heródoto de que la cultura griega deriva de la egipcia no comenzó a ser aceptada hasta hace relativamente poco tiempo.)

[…] Al parecer, puede que Heródoto tuviera razón en muchas de sus afirmaciones, pero su obra, como se ha demostrado reiteradamente, puede ser demasiado aventurada en otras. […]

Heródoto, historiador griego nacido en Halicarnaso, actual Bodrum, una de las colonias griegas de Asia Menor situada al sur de la costa oriental del Mar Egeo […], nació hacia el 484 a. C.

Aunque se tienen pocos datos seguros sobre su vida, muchos historiadores coinciden en que Heródoto fue testigo de las guerras médicas y de las del Peloponeso (430 a. C.). Fue un incansable viajero que recorrió varios países. […] Recorrió Egipto de punta a punta, parte del Imperio Persa […], los territorios de la Magna Grecia, que abarcaban Sicilia y la zona meridional de la península italiana, de población griega. […]

En sus Historias, que escribió en dialecto jónico y que dejó inacabadas, expuso el desarrollo histórico de las guerras médicas, aportando a la vez abundantes y valiosos datos, además de anécdotas y otros materiales que hoy consideramos geográficos, etnográficos o antropológicos. Heródoto ha sido considerado por algunos como “Padre de la Historia”, de la geografía y de la etnografía. […]
En general, se puede confiar en su autoridad porque su curiosidad fue insaciable (recogió tradicionales orales, información documental y arqueológica…). Heródoto se interesó por otras culturas y pueblos antiguos (los babilonios, los egipcios, los escitas…).
En su relato, Heródoto demuestra la superior antigüedad de la cultura egipcia respecto a Grecia. […] El viajero Heródoto, en su libro segundo, dedicado a la musa Euterpe, cuenta la historia desarrollada por Psamético para averiguar cuál era el pueblo más antiguo (de hecho, el relato carece de sentido común).
Resulta que Psamético entregó a un pastor dos niños recién nacidos para que los criara y le ordenó que nadie pronunciara ninguna palabra en presencia de los niños, que permanecieran aislados en una cabaña y que les llevara unas cabras a una hora determinada para que bebieran leche. Esto lo hizo para saber cuál sería la primera palabra que dirían los niños. A los dos años, el pastor abrió la puerta de la cabaña y los niños, lanzándose a sus pies, pronunciaron la palabra becós. Al saberlo, Psamético indagó qué pueblo utilizaba esa palabra y descubrió que los frigios llamaban así al pan. Y desde entonces se consideró que los frigios eran el pueblo más antiguo.
[…] A Heródoto le sorprendió que los sacerdotes de Egipto llevaran la cabeza afeitada a diferencia de los sacerdotes de otros países que llevaban el pelo largo. Y que los egipcios, en señal de luto, se dejaran crecer el cabello y la barba, todo lo contrario de lo que él estaba acostumbrado a ver. […] También se extrañó de que las mujeres egipcias fueran al mercado e hicieran las compras, mientras que los hombres permanecían en casa tejiendo. Algo realmente sorprendente que cuenta es que las mujeres egipcias orinaban de pie y los hombres en cuclillas. Observó que los egipcios circundaban a sus hijos al nacer, proceso que ningún otro pueblo realizaba a no ser que lo hubieran aprendido de los egipcios. Los griegos, por otra parte, escribían de izquierda a derecha, pero los jeroglíficos, la escritura egipcia, se leía en todas direcciones.

Heródoto observó que los egipcios bebían vino de cebada (es decir, cerveza), la bebida nacional egipcia. Y que había allí unos exóticos animales, como los gatos, los cocodrilos y los hipopótamos, desconocidos en la Grecia de su tiempo. Se embalsamaban animales considerados sagrados, se celebraban ritos nacionales… […] Gracias a Heródoto conocemos cómo vivían los antiguos egipcios y, con frecuencia, las representaciones de los templos y de las tumbas confirman la exactitud de sus observaciones.

Respecto a la religión egipcia, Heródoto percibe la mayor antigüedad de las creencias egipcias respecto a las griegas y, por otro lado, el indudable parentescon entre algunos de los dioses egipcios y los correspondientes griegos. […]

Heródoto, a lo largo de todo su relato sobre la religión egipcia, maneja un punto de vista interpretativo griego. A esta continua comparación entre dioses egipcios y griegos se la llama Interpretatio graeca, que consiste en establecer un vínculo automático y permanente entre una figura del panteón egipcio y un dios griego. Así, nunca se refiere, pongamos por caso, a Horus, sino a Apolo. Esta cuestión constituye el centro de investigación que propongo y desarrollo en mi trabajo.

Para acabar esta breve presentación de mi trabajo, diré que el hecho de que Heródoto interpretara de un modo griego la religión egipcia, en realidad se enmarca en una idea suya más general: la idea de que la civilización griega es deudora de la egipcia. Siguiendo esta tesis, algunos autores han sostenido que la civilización occidental no derivaría de la Grecia clásica, sino de un conjunto de influencias, algunas de cuyas raíces estarían en Egipto y en Canaán…

Laura Perich i Ferrer (2n de batxillerat)

 

Cartago

 

Por Cartago pasaron fenicios, cartagineses, romanos y bizantinos. Cartago es más conocida por ser rival del imperio romano y por las guerras púnicas que por sus obras, aunque fuera cuna de una cultura politeísta y algo de su mitología perdure entre sus ruinas. La leyenda cuenta que fue una ciudad fundada en el 850 a.C.  (según otras fuentes, en el 814) por la reina Dido.

Era uno de los principales puertos del Mediterráneo. Sus habitantes vivían del comercio, ya que navegantes y comerciantes de otros países paraban en sus puertos y lo tenían como un punto de venta constante y diario. En Cartago se comerciaba con esclavos procedentes de África, con marfil, metal, piedras preciosas, animales, pieles y con muchos otros productos.

Cartago firmó tratados de paz con Roma que duraron poco o que nunca se cumplieron. Las guerras entre romanos y cartagineses fueron cada vez más constantes. Lo que hizo que Cartago creciera y expandiera tierras, horizontes y cultura.

La religión de Cartago era politeísta (creencia en más de un dios). Sus principales dioses se identificaban con la Luna (diosa conocida en otras culturas como Selene o Artemisa) y el Sol (Apolo o Helios). Estos dioses fueron adoptados por los romanos, quienes permanecieron varios siglos en tierras cartaginesas. Pero también tenían leyendas que hablaban de bestias y seres que vivían ocultos en las montañas y que se despertaban cada cierto tiempo para descargar alguna desgracia. La mayoría de estas leyendas era de origen egipcio y fenicio. Esta religión también requería sacrificios humanos; tenían que dar la vida de niños para calmar a bestias como el dios Moloch.

Cartago fue destruida muchas veces. Una de ellas, la primera, a consecuencia de las guerras contra los romanos. Tiempo después, la normalidad volvió a Cartago de la mano de Roma, que llevó una nueva política. Desapareció la religión politeísta y llegó la monoteísta (un solo dios) con el cristianismo. Más tarde los habitantes de Cartago pasaron a la religión del Islam (cambiaron la Biblia por el Corán y a Cristo por Mahoma).

Celeste Muñoz Martínez (2n d’ESO)

 

Los íberos

El poblado ibérico llamado Puig Castellar es conocido desde hace mucho tiempo. Está situado en la sierra de Sant Mateu, y su cara sur mira hacia Santa Coloma de Gramenet y su cara norte hacia Montcada i Reixac. La colina sobre la que se asienta tiene 300 metros de altura y es visible desde diferentes lugares cercanos.
El nombre de Puig Castellar le viene del monte Kastelare, según consta en un documento del año 1030.

El capítulo I del libro sobre el poblado ibérico habla de su situación geográfica. Nos da fechas y otros datos importantes sobre el poblado que deberíamos conocer, y más cuando nuestro instituto se llama precisamente Puig Castellar en honor del poblado.

Abdessamad Chentouf (2n d’ESO)

 

Los iberos del Puig Castellar cambiaban productos de esta tierra (maíz, vino, aceite, cuero y minerales) por productos manufacturados (cerámica, objetos de metal, joyas y figuras).  El comercio con los griegos y fenicios se hacía por mar; pero con los habitantes del interior, con carruajes y animales de carga o en pequeñas embarcaciones.

Las colonias griegas exportaban sus productos, entre ellos la cerámica, que se fabricaba en Etruria (Italia) y se embarcaba en Nápoles para distribuirla por la península ibérica. En la ciudad de Ampurias (Emporion) se fabricaban monedas de plata usadas en todos los poblados ibéricos de Cataluña.
Los íberos fueron muy inteligentes al intercambiar sus productos con otros distintos de los que había en su tierra, pero eso, a veces, les trajo complicaciones, porque los griegos, por ejemplo, a veces querían recuperar sus productos de valor (los bronces).

Jennifer Calvillo López (2n d’ESO)

 

Los iberos construyeron caminos y establecieron que cuando se destrozara un camino, la tribu que estuviera más cerca de ese lugar tenía la obligación de arreglar los destrozos.

Sin los caminos no hubieran podido entrar en contacto con otras culturas ni con los viajeros de otros países. Esos caminos se mejoraron luego gracias a los romanos.

Muchos de esos caminos todavía se conservan.

Jennifer Calvillo López (2n d’ESO)

La agricultura fue la principal base económica de los íberos del Puig Castellar. Cultivaban cereales (trigo, cebada…), productos de secano (vid, olivos, almendros…), de huerta (alcachofas, lentejas…) y árboles frutales (higueras, perales…). Producían aceite y vino para su propio consumo, pero también para su venta. En diversas excavaciones en el poblado se han encontrado instrumentos de hierro que servían para trabajar la tierra (labrar, recolectar, sembrar, segar…), por ejemplo, picos para cavar, hoces para segar, etc. Estos y otros instrumentos procedentes de diferentes poblados ibéricos de Cataluña permiten hacernos una idea muy completa de cómo se trabaja entonces.

Gracias a este texto sobre el cultivo de la tierra en el poblado ibérico podemos ver lo mucho que ha cambiado la agricultura desde entonces. Ahora con la tecnología todo es mucho más fácil y cómodo. Para nosotros, basta con ir al supermercado y comprar lo que necesitamos. Los antiguos habitantes del poblado ibérico tenían que trabajar la tierra, sembrar, arar, segar… Y ahora todo eso lo hacen las máquinas.

Estela Perales Sáez (2n d’ESO)

En el taller de cerámica al que asistimos en el Museu Torre Balldovina, mientras trabajábamos con el torno, pudimos recordar lo que ya habíamos leído: que la cerámica fue muy utilizada entre los íberos.
Debido a la relación con las colonias griegas y cartaginesas, los íberos ya conocían el torno a finales del siglo VI a. C. Y fueron precisamente las mujeres quienes se especializaron en hacer cerámica utilizando el torno. Lo que cambió con el tiempo fue la decoración de las piezas (por ejemplo, en el siglo III a. C., estaba de moda la combinación de temas vegetales y geométricos).

Aparte de piezas de cerámica, en las excavaciones de 1957 en el Puig Castellar se encontraron cuernos de cabra, de toro y de ciervo, algunos de ellos trabajados (tanto los mangos de cuchillos como agujas, botones y collares se hacían de cuerno).

Alba Calvo Lallave (2n d’ESO)

 

Los jóvenes del poblado ibérico tiraban piedras con hondas hechas de piel de buey. Tenían tan buena puntería que podían matar a un conejo de una pedrada. Para el tiro con honda preferían piedras de río (de estas piedras se han encontrado muchas en las excavaciones).

Las hondas también eran utilizadas en la guerra. Muchos jóvenes íberos formaron parte de tropas cartaginesas, griegas o romanas, participaron en numerosas batallas en África del Norte y en Italia, y utilizaron la honda como arma de combate, además de las espadas y las lanzas de hierro, de las que se han encontrado varias en el Puig Castellar.

Clàudia Comella Díaz (2n d’ESO)

[Veure més comentaris sobre el poblat ibèric Puig Castellar.]

 

[1] Aquestes línies formen part de la introducció a “Interpretatio Graeca (Heródoto en Egipto)”, treball de recerca de l’autora tutorat per Carlos Mañas, professor de Clàssiques.

[2] Tota la informació que es dóna a continuació prové bàsicament del llibre Els ibers del Puig Castellar, d’Àngel Martínez i Hualde i Joan Vicente i Castells.

[Aquests escrits van estar publicats a la revista Sota el cel del Puig, núm. 14, maig de 2003.]