"Capitalismo, para mal"
"Mientras las fuerzas motrices de la producción sean el beneficio y la
expansión de las empresas que buscan los beneficios y mientras la
renta de los trabajadores se mantengan a la baja precisamente para
permitir un aumento en los beneficios y una expansión más rápida de
las empresas, aumentará el crecimiento del poder de la sociedad para
intentar dejar atrás su capacidad de consumo. Y si esta contradicción
es más profunda y penetrante hoy día que en tiempos de Marx, la razón
es que, en el periodo transcurrido, el proceso de concentración y
centralización del capital -que él reconoció como rasgos inevitables
del desarrollo del capitalismo- ha ido tan lejos que los monopolios
dominantes tienen hoy día el poder no sólo de explotar a sus propios
trabajadores, sino también al de los restantes estratos de la
sociedad, ensanchando de este modo la brecha entre la riqueza en un
extremo y la pobreza en otro, al mismo tiempo que hay, o pronto podrá
haber, un amplio poder productivo para suministrar a todo el mundo sin
excepción los medios para vivir humana y decentemente. En estas
circunstancias, los economistas han cargado sobre sus hombros la tarea
de esconder los hechos, de hacer aparecer lo incontrolable como si
estuviera controlado, de racionalizar un sistema que condena a cientos
de millones de seres humanos a vivir en la desesperación y el hambre y
que, a través de su libertinaje y violencia desmedidos, amenaza la
misma continuación de la vida en la tierra. No es una tarea que les
envidie".