Razones para no asistir al encuentro independentista insolidario del Camp Nou
1. Es un estafa (muy meditada) político-cultural anunciarse como “Concierto por la libertad”. El encuentro del sábado 29 de junio es una reunión político-musical que abona, publicita, grita y agita en pro de la independencia (o algo asimilar… o no tan similar) de Cataluña.
2. La España a la que, supuestamente, se enfrenta esa Cataluña, la Cataluña pro-independentista, engloba realidades tan diversas como Euskadi, Galicia, Andalucía, Aragón o Madrid, que no son, de ninguna de las maneras, una y la misma cosa. Unirlas en una “unidad de destino”, tarea en la que empeña los nacionalismos catalanes desde hace décadas, es un ejemplo claro pero en absoluto distinto de manipulación histórica.
3. No existe ninguna “España homogénea” enfrentada o contraria a la ciudadanía de Cataluña y sus vindicaciones de autodeterminación. Como tampoco existe ese Cataluña homogénea que une, en una misma casilla, a ciudadanos tan diversos y opuestos como Francesc Cambó, Félix Millet, Jordi Pujol (Jr o no), Salvador Puig Antich, Teresa Pàmies y Manuel Sacristán.
4. La expresión -mil y una vez repetida- “España explota Cataluña”, título incluso de un encuentro académico del próximo diciembre, es un insulto a la inteligencia y un dogma casi incuestionable del nacionalismo catalán en la mayoría de sus tendencias y versiones.
5. El supuesto “dret a decidir”, que esconde con cálculo y diseño el derecho a la autodeterminación vindicado por la izquierda (casi en solitario) al mismo tiempo que la unión fraternal de pueblos y ciudadanos, queda netamente orillado para ensalzar la independencia como única opción razonable, justa y catalana en el ejercicio de ese derecho. No hay más: o eso o el centralismo.
6. Ir a un encuentro, a un concierto, al lado de personas como don Artur Mas, el que se mofó del habla de los niños andakuces y aragoneses sin disculpas posteriores, como Boi Ruiz, Duran i Lleida, Jonqueras o algunas personalidades “catalanas de relieve” (¿irá el señor Millet?, ¿acudirá el señor Oriol Pujol?, ¿y el señor Fainé?) no parece la mejor opción para orientar, calmar o disolver la fiebre del sábado noche.
7. El concierto está organizado por el Omnium Cultural (su presidenta fue militante, activa durante algunos años, del PSUC en la Universidad Autónoma de Barcelona) y la Assemblea Nacional Catalana (la ANC, nada o muy poco que ver con la Asamblea de Catalunya antifranquista), la organización que organizó la manifestación del pasado 11 de septiembre de 2012, la del (re)cuento-ficción de los 2 millones de ciudadanos y ciudadanas, otro de los mitos instalados en el imaginario del nacionalismo catalán (en el conservador-neoliberal y en el no conservador ni neoliberal). La opción independentista, marcadamente nacionalista y fuertemente antiespañola sin más matices delimitadores es de libro y de imposible corrección. Está en sus memes más íntimos.
Nada es posible a su lado.
8. Participarán, según se ha informado, unos 60 artistas. Se han dado los nombres de Lluís Llach, Marina Rossell, Sopa de Cabra, el Orfeó Català, la Orquesta Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, incluso Maria del Mar Bonet, a la que hasta ahora no se le conocían veleidades independentistas. También Peret y Dyango. Pero hay nombres que hacen más daño: Paco Ibáñez, Mayte Martín, Quico Pi de la Serra y Pedro Guerra. ¿Cantará Paco Ibáñez la “España en marcha”, aquel poema de Celaya que nos formó y esperanzó hace más de tres décadas? ¿Cuándo han abonado ellos una opción política de estas características?
9. ¿Sería posible acudir a este encuentro político-musical con la bandera republicana? Obviamente no. ¿Y por qué no? Porque en la concepción de muchos nacionalistas, en lo que respecta a Cataluña, Queipo de Llano, Azaña y Negrín son uno y lo mismo.
10. El encuentro político-musical abonará, además, una de las ideas más perversas y falsas que se han extendido (con diseño y planificación previos) en estos dos últimos años: que solos estaríamos mejor; que no queremos pagar más a los vagos andaluces y extremeños; que la Cataluña independiente será soberana perteneciendo a la UE y siguiendo en el euro; que el Estado del bienestar será la principal preocupación de los futuros gobernantes. Etc, largo etcétera de falsedades y mitos.
En síntesis: ¿alguien puede esperar algún proceso de emancipación social de gentes que apostaron, con nocturnidad y alevosía, durante 180 días y 200 noches, trasgrediendo normas, leyes, principios y todo lo que hiciera falta, por el lodazal de infamia, subordinación y degradación social que representaba EuroVegas? ¿Qué tendrá que ver la libertad con esa cosmovisión neoliberal, explotadora, oportunista, sumisa, degradada y antipopular?
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
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