Privatización, vergüenza y vómitos
Salvador López Arnal
No, no ha sido en estas dos últimas legislaturas, cuando Boi Ruiz, el Atila neoliberal y abierto defensor de la sanidad privada y sus intereses insaciables, el mismo “experto de los mejores” que sostuvo que la salud no es un derecho, ha estado al frente de la conselleria catalana de Salud. Fue en tiempos del “tripartito”, del gobierno de “izquierdas y nacional”, el mismo que ubicó a un político de larguísimo recorrido institucional y de las características autoritarias y fanáticamente neoliberales de Ernest Maragall en la conselleria de Enseñanza
El mérito es en este caso de la CUP, la Candidatura de Unitat Popular: han destapado un contrato secreto del PSC, cuando presidía el gobierno de la Generalitat, para privatizar (aún más, acaso definitivamente) el Hospital Clínic de Barcelona, un hospital universitario asociado a la Facultad de Medicina de la UB que atiende a más de 500 mil barceloneses. Remarco: contrato secreto.
Además del diseño secreto de la privatización, la formación de izquierdas ha desvelado un caso, otro más, de puertas giratorias: el consejero delegado del hospital en el momento de firmar el acuerdo con la empresa Capio, Raimon Ballenas, es ahora su director. ¡Director general de una corporación privada! ¡Qué listos, qué cuadraturas de círculos tan originales! Por cierto, ¿gobierno de izquierdas? El nuevo escándalo, que la CUP llevará a la fiscalía (con la ciudadanía entusiasmada detrás de ella gritando “ya está bien, ya está bien” y “no hay pan ni paz ni disculpas para tanto chorizo de élite”), descubre nuevas sombras al infame y descomunal proceso de externalización, de privatización, “de la sanidad que se está llevando a cabo en todo el Estado” [1].
Con algo más de detalle:
Quim Arrufat, diputado por la CUP en el Parlamento de Cataluña, ha denunciado que el gobierno de José Montilla firmó un contrato de privatización del Hospital Clínic con la multinacional Capio a finales de 2008. Era entonces consejera de Salud Marina Geli, la actual diputada del PSC que abona causas “soberanistas” y afines, y apuesta con entusiasmo por el dret a decidir, pero no por el ejercicio de ese derecho en el ámbito de la sanidad pública. A este contra oculto y hasta ahora ocultado, según Arrufat , sólo tenía acceso la dirección del hospital. Como es obvio, hubo una ocultación deliberada del tema .
La empresa con la que se firmó, Capio, es la que gestiona el hospital privado del Sagrat Cor, del Sagrado Corazón. Es también la corporación que dio trabajo a Raimon Ballenas cuando fue cesado del Clínic por cambios institucionales. Lo que demuestra, según Arrufat y es fácil y más que razonable compartir su comentario, “la recurrencia a las puertas giratorias en la sanidad catalana”.
La CUP ha hecho llegar al resto de grupos parlamentarios de la comisión de investigación sobre la gestión de la sanidad la documentación a la que ha tenido acceso. Todo el mundo está, pues, enterado. Algunos ya lo estaban. En secreto. Hay pruebas documentales que el ejecutivo catalán, el presidido por Montilla, el mismo que contaba con Joan Saura de ICV-EUiA en la conselleria de Interior, firmó este contrato.
La otra parte del convenio, la parte contratante de la parte contratada, es la compañía que actualmente “gestiona la mayor parte de los hospitales privados en Madrid y una buena parte de los equipamientos sanitarios privados de Cataluña”. Entre ellos, el Sagrat Cor, el mismo que gestionará -¡mira por dónde!- una parte más que sustantiva de los servicios del Clínic (se habla de más de 100 mil pacientes “externalizados” hacia la sanidad privada concertada).
Item más, un apunte para completar las dimensiones del atraco: las declaraciones ante el juez que instruye el caso Innova del ex presidente del ICS (Instituto Catalán de la Salud), Josep Prats, y del ex director del CatSalut (Servicio Catalán de la Salud), Carles Manté, revelan que este último cobró “13.000 euros mensuales durante cuatro años para trabajos de "consultoría estratégica" que nunca realizó”, según el interventor y el secretario municipales. Unos 600.000 euros en total, unos 100 millones de las antiguas pesetas. Y sin hacer nada. Lo que un trabajador/a medio en España gana en unos 30 años de duro trabajo y en difíciles condicionales laborales. Marina Geli era también entonces la consellera de Salud. [2]
Y la estocada final: Capio, la empresa beneficiaria, ha duplicado su facturación a la Generalitat desde que don Boi Ruiz fue nombrado consejero de Sanidad por el molt honorable Artur Mas. ¿A qué se lo montan de fábula? ¿A qué son redes “efectivas y solidarias”? ¿Esto es también parte de la denominada “soberanía nacional”? ¿Así entienden la soberanía? ¿Esto es aupar y mimar, como comentó don Mas en su discurso de 10 de septiembre, el Estado de medio-estar en proceso de derrumbamiento? ¿Esta es un tipo de práctica que anuncia las formas nuevas de hacer política en la Cataluña “independiente” del futuro?
Notas:
[1] http://noticies.sirius.cat/2013/10/la-cup-destapa-un-contracte-secret-del.html
[2] La comisión de investigación sobre la gestión de la sanidad catalana aprobó el martes, 1 de octubre, el plan de trabajo y las comparecencias. Empezarán en octubre, las tardes de los lunes. Nombres destacados: el del consejero de Salud, Boi Ruiz (CiU ), Marina Geli (PSC ), su predecesora, el ex alcalde de Lloret de Mar y ex gerente del consorcio de Salud Selva -Maresme, Xavier Crespo (CiU), el ex del ICS, Josep Prats (CIU) y el presidente del grupo SERHS Ramon Bagó (CIU).
Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)
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