Cuentos africanos
El día 13 de febrero, vino al instituto una chica llamada Olga Santiago, que es psicóloga, [narradora de cuentos y miembro de una ONG que trabaja en África. Como actividad de la Setmana de la Solidaritat] nos estuvo contando varios cuentos africanos a los de 1º de ESO, uno es éste que voy a contar, “Nené y la oruga”.
Había una niña que siempre iba insultando a todo el mundo. Su madre y su hermano le decían que algún día, alguna persona se enfadaría mucho con ella y la insultaría o le pegaría y le haría mucho daño, más de lo que ella esperara.
Un día, la madre de Nené le dijo que, por favor, fuera a hacerle un recado. Tenía que pasar por un bosque. Por el camino vio un animal muy grande y como no sabía qué era, le dijo que era muy feo. Era una oruga. La oruga se enfadó y le dijo que siempre se burlaba de todos, así que quiso castigarla y se tragó a Nené.
La madre de la niña, como vio que tardaba mucho, le dijo que al hermano mayor que fuera a buscarla. El hermano vio a la oruga y le preguntó si había visto a Nené, y la oruga le dijo que se la había comido. Cuando el chico oyó que se la había comido, salió corriendo. La madre, como vio que los dos hermanos tardaban tanto, le preguntó al hermano pequeño que fuera hacia el bosque. El niño fue al bosque y le dijo a la oruga: “¡Eh, tú!, ¿has visto a mi hermana?”. La oruga le dijo que se la había comido. El hermano pequeño, que era muy valiente, le dijo a la oruga: “¡Suelta a mi hermana, por favor!”. [Le rajó la barriga a la oruga y] salió Nené. Entonces vieron que la oruga se había convertido en una mariposa. Y Nené le dijo a la mariposa que ya no le faltaría el respeto a nadie más.
Mª Cristina Ruz Cárdenas
(1º de ESO, A)
El cuento de “La araña y la hiena” empieza en el desierto, en una temporada de sequía. En el único sitio donde había agua era una especie de estanque que, además, estaba vigilado por un par de animales que no dejaban que nadie se llevara una gota de agua. A la araña se le ocurrió un plan: atarse un par de calabazas e ir a ver si colaba. Cuando llegó, les dijo a los dos animales: “¿Puedo bañarme?”. Y los animales le dijeron: “Sí, pero no te lleves ni una gota de agua. La araña entró en el agua. Ella quería hacer creer que se bañaba, pero, claro, a medida que iba entrando, se le iban llenando las calabazas de agua. Cuando terminó, se fue sin que los animales le dijeran nada, aunque ellos vigilaban para que nadie se llevara agua.
Cuando llegó al poblado, todos los animales se pusieron contentos, pero la hiena pensó: “Con esta agua no hay bastante para todos”, y le preguntó a la araña cómo lo había conseguido. Ella se resistió, pero al final lo contó. La hiena fabricó dos vasijas de cerámica, fue al estanque y quiso hacer lo mismo, pero a ella sí la pillaron.
En este cuento, la araña es lista, ingeniosa, y la hiena, torpe, tonta. Los otros animales son un poco inocentes, medio tontos. La moraleja de este cuento es que no hay que copiar a los demás, porque puede resultar peor.
Mª Victoria Arias Vall
(1º de ESO, A)
En el cuento de “La recompensa de una buena acción es el mal”, un cazador iba andando por el bosque y se encontró con un cocodrilo que [se había apartado del agua]. El cocodrilo le pidió al cazador que, por favor, lo llevara hasta el agua. El cazador se lo colgó de la esplada y lo llevó hacia el agua. Cuando llegaron y el cocodrilo vio al hombre metido en el agua, le dijo que se lo iba a comer. Y el cazador le dijo que entonces “le daría mal por bien”.
Pasaron varios animales por allí y les fueron preguntando si estaba bien lo que iba a hacer el cocodrilo. Todos decían que si ésa era la recompensa que le daba el cocodrilo al cazador, tenía que comérselo. El hombre le dijo al cocodrilo que harían lo que dijera el último animal, y el cocodrilo aceptó.
Pasó una liebre, que es el animal más listo, y le dijo al hombre que llevara al cocodrilo a otro lago más grande. El hombre se lo puso en la espalda, lo llevó hasta donde lo había recogido y lo dejó allí. La liebre y el cazador se fueron y dejaron al cocodrilo fuera del agua.
En esta fábula, el cocodrilo significa el engaño (engaña al hombre para comérselo) y la liebre, que es muy lista, engaña al cocodrilo para que no se coma al hombre.
Mª Cristina Ruz y Laura Núñez
(1º de ESO, A)
En el cuento de “El cazador, el genio y el pájaro”, eran dos genios que se estaban peleando y cuando uno de ellos ve que puede escaparse, lo hace. Corre y corre hasta que se encuentra con un cazador, y le dice: “Déjame un sitio para esconderme”. El cazador le dijo que se escondiera en el bolsillo de su pantalón, pero el genio replicó: “¡Pero ese sitio no es nada seguro!”. Entonces el cazador le dijo que se escondiera en el bolsillo de la camisa, pero al genio no le convenció nada y le volvió a contestar lo mismo. “Abre la boca”, le pidió el genio, y el cazador la abrió. El genio se convirtió en una serpiente, entró por la boca del hombre y se quedó en su estómago. Cuando el otro genio iba buscando a su rival, se encontró con el cazador y le preguntó si lo había visto. El hombre contestó que no, que no lo había visto por allí. El genio se fue y el cazador dijo: “Bueno, ya puedes salir de mi estómago”, pero el genio era muy listo y le salió con esto: “Aquí se está muy bien”. El cazador no sabía qué hacer. Estaba preocupadísimo. De repente apareció un pájaro y el hombre le contó lo que había pasado. El pájaro le dijo: “Túmbate, y ya verás”. El cazador obedeció. La serpiente, de cuando en cuando, salía por la boca del cazador para respirar, y en uno de esos momentos, el pájaro cogió a la serpiente y la empotró contra un árbol, y la serpiente murió.
En este cuento el cazador es inocente, buena persona; el genio, traidor, y el pájaro, amable. La moraleja del cuento es que no debes fiarte de nadie pues, a veces, una buena obra te la pagan cara.
Victoria Arias Vall
(1º de ESO, A)
[Aquests comentaris van estar publicats a la revista Sota el cel del Puig,núm. 13, març de 2003.]